
Clasificación de riesgos empresariales
Existen muchas clasificaciones de los riesgos empresariales. Una clasificación que todo empresario debe tener en cuenta si quiere implantar y desarrollar sus estrategias de manera adecuada, si quiere reducir costes y, en definitiva, si quiere sobrevivir en un entorno tan cambiante, globalizado y competitivo. Es importante saber hacer un plan de prevención riesgos laborales paso a paso
A continuación, detallamos la clasificación de riesgos empresariales:
Riesgos externos
Los riesgos externos de una empresa son todos aquellos que provienen del entorno y que influyen o condicionan de manera directa o indirecta a la marcha de la empresa, pudiendo, incluso, convertirse en amenazas reales para la empresa.
Algunos ejemplos de riesgos empresariales externos son:
- Ciclo económico. La economía está en constantes cambios y se mueve por ciclos económicos, ya sean de recesión o expansión. Son, sobre todo, los ciclos económicos en recesión los que pueden suponer una gran amenaza para la empresa. Claro ejemplo de ello, fue la gran crisis económica del año 2007 en España, de la cual nos vamos recuperando ya poco a poco.
- Esta supone siempre un riesgo empresarial por diversos motivos: productos de mayor valor añadido, grandes políticas comerciales, mejores canales de distribución, gama de productos más amplia, etc.
- Riesgo país. Asociado normalmente a la venta de nuestros productos en países donde pueden existir ciertos riesgos: inseguridad por cambio de divisas, riesgos de nacionalización, dificultades de cobros, complejas barreras de entrada, tediosos controles aduaneros, etc.
- Riesgo de localización. Este tipo de riesgo empresarial dependerá del lugar donde se sitúa la empresa, la regulación específica, etc. El riesgo aquí puede darse en cuanto a los locales se refiere, oficinas de representación, comerciales, vehículos, fábricas, entre otros.
- Fuerza mayor. Son situaciones que están fuera de nuestro control, tales como catástrofes y desastres naturales, incendios, terremotos, guerras, golpes de Estado.
Riesgos internos
Los riesgos internos son aquellos riesgos empresariales que dependen de la gestión que se hace de la propia empresa, tanto a nivel general, como de cada uno de sus departamentos. Entre los tipos de riesgos empresariales internos, encontramos:
- Dependencia de las ventas. Que nuestras ventas dependan de muy pocos clientes o, incluso, de uno solo. En caso de que haya un mínimo problema por la calidad de nuestro producto, el precio o el servicio, supondrá un grave deterioro para nosotros.
- Falta de diversificación de actividades. La falta de diversificación supone un riesgo pues se reducen las posibilidades de venta.
- Riesgo operacional: los riesgos operativos son los riesgos cometidos por errores humanos, fallos o procesos internos y que provocan pérdidas a la empresa.
- Patentes y marcas comerciales. Es importante registrar nuestras marcas para evitar la pérdida de la propiedad intelectual, sobre todo por peligro de que alguien de la competencia se lo adueñe. Descubre cómo patentar una idea para que nadie pueda aprovecharse de ella.
- Dependencia de suministradores. Debemos diversificar no solo en clientes, sino también en cuanto a proveedores.
- Instalaciones obsoletas. Es crucial invertir en nuestras instalaciones, supondrá una reducción de costes a medio plazo y la realización de productos o servicios de mejor calidad.
- Falta de liquidez. Es uno de los ejemplos de riesgos financieros, cuya solución pasa por la solicitud de un crédito, por ejemplo.
La clasificación de riesgos empresariales no dispone de una lista cerrada, y no todas las empresas vivirán y se verán afectadas por los mismos riesgos. Lo importante es disponer de una estrategia de gestión de riesgos con la que evaluar y minimizar al máximo el impacto que puedan tener en la organización. Por ello, es necesario realizar un mapa de riesgos para conocer cuáles son los problemas que amenazan tu empresa y la probabilidad que existe de que acaben siendo perjudiciales para nosotros.
Ejemplos de Riesgos Empresariales
Independientemente de su tamaño, todas las empresas conllevan riesgos. Por eso, la gestión de riesgos empresariales es fundamental para generar confianza en las partes interesadas, tanto internas como externas: la gente quiere tener la seguridad de que cada decisión empresarial se examina adecuadamente antes de tomarla, que se minimizan las pérdidas y se maximizan los éxitos.
Os dejamos aquí 5 ejemplos de riesgo empresarial que toda empresa debería abordar como parte de su estrategia y proceso de planificación
1. Riesgo de seguridad y fraude
Los tipos de riesgos como las violaciones de datos, los ciberataques, el robo de identidad, la malversación de fondos, los antecedentes penales y el robo de propiedad intelectual. Todos ellos son ejemplos de cómo los riesgos de seguridad y fraude están aumentando para las empresas, especialmente a medida que el volumen de transacciones en línea aumenta y tendencias como el trabajo a distancia empujan cada vez más procesos internos a la nube. Aquí te dejamos 3 tipos de ciberataques y como prevenirlos
2. Riesgo de cumplimiento
¿Cómo de familiarizado estás con las leyes y regulaciones que se aplican a su negocio? El cumplimiento puede ser complicado por muchas razones. Por un lado, el panorama legal está en constante evolución. Las leyes relacionadas con la salud y seguridad ocupacional, los requisitos de certificación de equipos, los impuestos y más se actualizan constantemente, y alegar ignorancia de estos cambios no es una defensa válida.
Por ejemplo, si su empresa ha pasado recientemente de las ventas fuera de línea a las ventas en línea, deberá cumplir con las leyes de seguridad de datos y protección de la privacidad en las que antes no necesitaba pensar.
3. Riesgo operacional
Los riesgos operativos pueden ser internos, externos o una combinación de ambos. Los ejemplos de riesgos operativos incluyen un desastre natural que daña sus instalaciones o equipos físicos, una pandemia que obliga a las personas a refugiarse en el lugar o trabajar desde casa, o una interrupción del servidor que causa problemas técnicos como falta de energía o interrupción de la conectividad a Internet.
4. Riesgo financiero o económicos
La gestión del riesgo está relacionada con los beneficios financieros y empresariales, por lo que suele ser el aspecto más analizado por los inversores y accionistas. Los riesgos financieros están causados por múltiples factores, como los movimientos del mercado, los tipos de cambio de las divisas, las fluctuaciones de los precios de las materias primas, etc.
Las estrategias para mitigar el riesgo financiero o económico suelen tener como objetivo aliviar los problemas de liquidez, y entre las tácticas más comunes se encuentran la contratación de seguros, la diversificación de los flujos de ingresos y la limitación del importe o la duración de los préstamos.
5. Riesgo reputacional
Productos o servicios defectuosos, malas experiencias de atención al cliente, publicidad negativa sobre sus empleados o su liderazgo, o fracasos de gran repercusión en la prensa. Todos ellos son riesgos para la reputación que afectarán a sus resultados y a su relación con los clientes y socios.
Y lo que es más importante, no abordar los riesgos empresariales es en sí mismo un riesgo para la reputación. Las brechas de seguridad, los incidentes de fraude, el incumplimiento de leyes y reglamentos, las interrupciones operativas prolongadas y los malos resultados financieros dañan la reputación de su empresa. Te contamos todo lo que debes saber sobre la reputación corporativa de tu empresa
La mayoría de las estrategias de gestión de riesgos comerciales se basan en cuatro principios: prevención, detección, disuasión y respuesta. La inteligencia empresarial adecuada juega un papel clave en la prevención, posiblemente el más importante de los cuatro.