El plan de movilidad es un documento para garantizar la seguridad en los desplazamientos laborales de todos los trabajadores de la empresa. No basta con introducir una serie de recomendaciones o de consejos, debe ser un documento con una estructura clara, ajustado a la realidad de la empresa y que nos permita facilitar la movilidad de los empleados y reducir tanto la accidentalidad como el coste que tienen estos accidentes en forma de bajas, sustituciones, etc. Por eso vamos a ver cómo elaborar el plan de movilidad empresarial paso a paso.
Fase 1: el impulso
Un buen plan de movilidad se divide en cuatro fases, empezando por la de impulso. Aquí es donde se detecta un problema (la movilidad) y se empiezan a buscar soluciones para mejorarla. En este apartado es imprescindible contar con el apoyo de todas las partes implicadas, ya que si lo hacemos sin tener en cuenta a los trabajadores y sus propuestas es fácil que no logremos el resultado deseado. Por eso, los trabajadores deberían participar ya desde el primer momento a través de los órganos correspondientes.
Fase 2: diagnóstico y aprobación
Empezamos esta segunda fase con el diagnóstico, la recogida de información y datos sobre la situación actual de la movilidad. Hay que valorar cualquier cuestión relacionada, desde el propio centro de trabajo (tamaño, localización, actividad, número de empleados, personal externo que lo visita, etc.) hasta los propios empleados: horarios, procedencia y distancia, cómo van a trabajar, su conocimiento de alternativas de movilidad, etc. Tampoco podemos perder de vista la oferta de transporte público, la posibilidad de ir en bicicleta y similares o las facilidades para aparcar.
Esta segunda fase del plan de movilidad continúa con el plan de acción, las medidas que se van a tomar para mejorar la movilidad. Cualquier acción debe estar asociada a un objetivo, e incluyen los aspectos clave para minimizar el uso del vehículo particular. Facilitar los desplazamientos a pie, en bici o en transporte público, la instauración del transporte colectivo de empresa, una gestión del aparcamiento sostenible, el uso del coche compartido... todas ellas son acciones que podemos llevar a cabo, y las incluiremos en el plan de movilidad.
Fase 3: implantación
Pasamos del papel a la realidad. Conocemos la situación inicial, y tenemos un plan de movilidad que hemos diseñado a partir de unos objetivos, así que vamos a implantarlo una vez lo hemos divulgado entre los trabajadores. Puede ser una aplicación progresiva, aunque también podemos virar radicalmente nuestra estrategia de movilidad e introducir todas las medidas a la vez. Depende de la predisposición de cada uno
Fase 4: evaluación y revisión
Unas semanas después de implantar el plan de movilidad deberíamos evaluar su utilidad para los trabajadores y el grado de satisfacción, además de valorar las opiniones de los trabajadores e introducir las correcciones que sean oportunas. Para medir el éxito o fracaso del plan de movilidad podemos recurrir a los números, que nos dirán cómo ha cambiado la forma de moverse de los trabajadores. No podemos pasar por alto los problemas que puedan surgir y que deberíamos tratar de solventar lo más rápido posible.
¿Qué desplazamientos se incluyen en el plan de movilidad?
Por supuesto, antes de empezar con nuestro plan tenemos que resolver una cuestión fundamental: qué se entiende por movilidad en el ámbito de la empresa. Hemos hablado de desplazamientos laborales, lo que incluye tanto los viajes de casa al trabajo y viceversa de los empleados como los desplazamientos asociados al propio empleo. Según el puesto de trabajo, la movilidad será mayor ya que no es lo mismo un comercial que va de tienda en tienda ofreciendo nuestros productos que un trabajador que está todo el día en la oficina de la empresa.