Cómo aplicar la Matriz de McKinsey a tu planificación estratégica

Pau Sisternas

Por mucho que pasen los años, hay herramientas que no dejan de estar en vigor y aportarnos las mejores soluciones a nuestras necesidades. Una de ellas es la Matriz de McKinsey, que desde hace más de tres décadas se sigue utilizando en la planificación estratégica de empresas de todo tipo.

Es una herramienta que nos permite analizar la evolución de la rentabilidad y el grado de aceptación de cualquier producto entre nuestros clientes, de ahí que a día de hoy siga siendo una herramienta de gran ayuda para tu negocio.

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¿Qué es la Matriz GE-McKinsey?

La Matriz de McKinsey es una especie de guía estratégica que nos permite determinar el tamaño de un mercado y la participación de nuestro producto en ese mercado. Para ello, tiene en cuenta dos factores:

  1. El atractivo a largo plazo del mercado, que se puede identificar mediante el análisis PESTEL y las cinco fuerzas de Porter, y
  2. La fuerza competitiva de la unidad estratégica de análisis en el mercado, algo que podemos hacer a través de un análisis de la competencia. A partir de ahí podemos decidir si invertir en una unidad estratégica o no y cómo hacerlo.

Cómo incorporar la Matriz de McKinsey a tu estrategia

Ahora que ya sabemos qué es la Matriz de McKinsey, podemos ponerla en práctica en nuestra planificación estratégica. Podemos hacer una Matriz GE-Mckinsey en una hoja de Excel, donde listaremos los diferentes productos o unidades de negocio que vamos a analizar. A continuación, los clasificamos según la atracción y fuerza competitiva, lo que en un primer momento nos permitirá identificar el mercado más atractivo y el menos además de la unidad más competitiva y los productos menos competitivos.




A partir de esta clasificación, podemos obtener hasta nueve bloques o situaciones diferentes, que nos revelan cómo debe ser la inversión si queremos aprovechar al máximo los productos con más potencial y evitar tirar el dinero con aquellos que lo tienen más difícil. Las posibles opciones son las siguientes:

Matriz GE

Fuente: JustEXW.

  • Alta fuerza competitiva y gran atractivo de mercado: nos exigen una inversión prioritaria, ya que según la Matriz de McKinsey es el elemento clave para el crecimiento del negocio, "el producto que tira del carro". Se llevará la mayoría de la inversión y la atención.
  • Media fuerza competitiva y gran atractivo de mercado (o viceversa): son productos que exigen una inversión segura y de crecimiento. Tienen un buen potencial, así que tenemos que seguir invirtiendo en ellos para mejorar su competitividad o el atractivo para llevarlo al siguiente nivel.
  • Alta fuerza competitiva y bajo atractivo de mercado o viceversa; media fuerza competitiva y atractivo de mercado medio: son tres escenarios donde la inversión será selectiva y/o cautelosa. Solo se invertirá el dinero restante tras las inversiones prioritarias y seguras, ya que el riesgo existe.
  • Media fuerza competitiva y bajo atractivo de mercado o viceversa: situación de expansión límite o cosecha. Esto significa que si el producto aún es rentable hay que mantener una inversión mínima para seguir operando, pero si no tiene rentabilidad hay que preparar la salida.
  • Fuerza competitiva baya y bajo atractivo de mercado: estamos en zona de peligro o desinversión, así que nuestro objetivo debe ser acabar cuanto antes con la inversión y minimizar pérdidas, ya que el producto no tiene futuro.

A partir de los datos recabados con la Matriz de McKinsey, puedes diseñar la planificación estratégica de la empresa. Además, la Matriz de McKinsey nos permite analizar a grandes rasgos el estado general del negocio, saber qué es rentable y qué no, dónde podemos ganar más dinero, algo que debería ser uno de los pilares básicos en nuestro plan de acción y nuestra planificación estratégica.

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