Para la empresa, la competitividad es la capacidad de proporcionar productos y servicios con mayor eficacia y eficiencia frente a sus competidores.
Al final, en el sector de la venta y la comercialización, la competitividad de los emprendedores y empresas representa una de las herramientas más importantes para mantener un éxito sostenido en los mercados internacionales sin protección ni subvenciones adicionales.
Algunos de los índices y medidas que suelen tenerse en cuenta a la hora de medir la competitividad en la empresa son los siguientes:
– Análisis de la rentabilidad de la empresa
– Rendimiento del cociente de exportaciones de la empresa
– Gestiones que aceleren la eficacia de los procesos industriales y comerciales
– Cuota de mercado regional o mundial.
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Definición de competitividad
La competitividad de una empresa puede ser entendida de diversas formas, pero en definitiva se trata de vencer a la competencia del sector, utilizando para ello herramientas comerciales y empresariales que permitan adquirir una posición dominante para el negocio en dicho mercado.
No hay que perder de vista que cualquier empresa competitiva deberá ofrecer calidad, fiabilidad, rapidez y flexibilidad a la vez que rentabilidad.
Ahora bien, ¿cuáles son las cualidades necesarias para favorecer un ambiente competitivo en la empresa? Dichas capacidades se desarrollan entorno a la elaboración de estrategias, implantando nuevos métodos y modelos sobre innovación, mejoras continuas, procedimientos, organización y recursos, físicos y financieros.
Sin embargo, cada empresa y negocio deberá establecer para su sector cuáles son esas capacidades necesarias para desarrollar su competitividad en el mercado. No hay que olvidar, que estos factores desempeñan diferentes funciones dependiendo de las características de la empresa, tales como el tamaño y su industria, el grado de su competencia, etc.
Estrategias competitivas en la empresa
A pesar de la variedad y alcance de las distintas estrategias de competitividad en la empresa, existen algunas de ellas que se diferencian del resto por sus enormes ventajas a la hora de posicionar un negocio frente a la competencia. Veamos a continuación algunos tipos de estrategias competitivas más importantes.
Diferenciación frente a la competencia
A la hora de posicionarse como líder en un mercado comercial, resulta imprescindible implantar ventajas competitivas para diferenciar los bienes o servicios de la empresa del resto. Esa diferenciación puede ser al final, real o percibida por el cliente o proveedores. Si tenemos en cuenta la diferenciación real, partimos de la creación de productos que no están todavía disponibles en el mercado.
Sin embargo, la diferenciación percibida requiere un poco más de trabajo por parte de la empresa, ya que requiere de herramientas publicitarias que muestren el producto con diferencias frente a la competencia.
En este segundo caso, partimos de la diferenciación a nivel de branding o imagen del producto.
Posicionamiento por precio
El liderazgo por precio y costes es una estrategia que permite a la empresa convertirse en la compañía principal, capaz de producir con el menor coste y la mayor ventaja competitiva del sector.
Tradicionalmente, las empresas tienen dos opciones para mejorar su índice de beneficios: aumentar las ventas o disminuir los costes de la empresa. En el segundo caso, una opción es apostar por las materias primas de alta calidad por el precio más bajo que pueda redundar de forma positiva en el cliente.
No hay que olvidar que la capacidad de hundir el precio frente a un competidor a menudo, conduce a aumentos en la cuota de mercado que permiten a una empresa despuntar frente al resto de la industria.
En conclusión, las estrategias de competitividad empresarial son necesarias para cualquier negocio que desee mantenerse durante largo tiempo en el mercado, ofreciendo una serie de productos y servicios únicos que identifiquen su talento y actividad. Si quieres convertir tu empresa en una marca memorable, apuesta por la competitividad.
Las 3 estrategias competitivas que debes utilizar en tu empresa
Una ventaja competitiva es la característica que diferencia a tu empresa de la competencia, de modo que se posiciona uno o dos pasos por delante de las compañías rivales de cara al público. Y para obtener esa ventaja competitiva, es imprescindible seguir una estrategia competitiva. En 1985, el teórico Michael Porter presentó las tres estrategias competitivas, tres conceptos que más de 30 años después siguen siendo tan actuales como lo fueron el primer día, tres estrategias que todo empresario debería conocer.
Liderazgo en costes
La primera de las tres estrategias competitivas es el liderazgo en costes, y es muy simple: ofrecer tu producto o servicio más barato que la competencia. Eso no quiere decir que ofrezcamos la mejor alternativa del mercado, sino un producto o servicio de una calidad aceptable, que ofrece un buen resultado al consumidor. El público objetivo de esta estrategia son los consumidores orientados al precio, pero por sus propias características presenta el inconveniente de que solo una empresa de cada sector puede ser líder en costes.

Esto hace que muchas veces la estrategia derive en una guerra de marcas y promociones entre las empresas, que deberán invertir mucho dinero tanto en tecnología para encontrar la alternativa más barata sin poner en riesgo la calidad del producto, y en campañas publicitarias. También te puedes enfrentar a los cambios de criterios del consumidor, que puede empezar a valorar otras cuestiones al margen del precio. Esta estrategia únicamente sirve en mercados de cierta dimensión, ya que se basa en crear economías de escala en todos los pasos del proceso empresarial.
Estrategia de diferenciación
Si en el punto anterior buscábamos el producto más barato, la segunda estrategia nos lleva a buscar un elemento diferente y único, bien valorado por el consumidor, que permita cobrar un precio más alto. Esta cualidad única puede ser de cualquier tipo, desde la rapidez de la entrega al diseño, las características técnicas del producto o servicio, la atención al cliente o los servicios adicionales que se incluyen. Es una estrategia competitiva más abierta, ya que cada empresa del sector puede destacar por un aspecto.
El hecho de ofrecer nuestro producto más caro que el de la competencia hace que tengamos que limitar esta estrategia a los mercados poco sensibles al precio. Además, corremos el riesgo de que la competencia imite ese aspecto único de nuestro producto, lo que nos restará valor. No podemos ignorar los costes de producción de elemento diferenciador, pero en todo momento el valor adicional que perciba el consumidor debería ser superior a la diferencia en precio en comparación con los productos de la competencia.
Estrategia del enfoque del público
Finalmente, Porter nos propone centrarnos en un nicho de mercado muy concreto. Esta última estrategia competitiva implica la creación de productos y servicios pensados en especial para cubrir las necesidades y preferencias de un segmento de mercado específico, por ejemplo una franja de edad, un mercado geográfico en concreto o una línea de productos determinada. Aunque el enfoque del público nos pueda restar mercado potencial, el hecho de orientarnos a un sector muy específico hace que sea más eficiente.
Como en la estrategia anterior, el principal riesgo al que nos enfrentamos es a que la competencia decida dirigirse al mismo mercado. Otro peligro es hacer una segmentación errónea del mercado, de modo que estés perdiendo oportunidades en nichos del mercado que te podían resultar más favorables. La clave está en dar con el equilibrio entre un mercado bastante pequeño para que la competencia no puede aplicar economías de escala, pero con potencial de crecimiento y el tamaño adecuado para que nos resulte rentable.
¿Cómo conseguir que mi empresa sea más competitiva?
Nadie pone en duda que el mercado es cada vez más competitivo. Por eso, es primordial que tu proyecto empresarial destaque o se diferencie del de la competencia. Para ello es vital, por un lado, implementar más de una estrategia, una sola ya no sirve en un mercado tan competitivo como el de hoy en día. Por otro, para mejorar la competitividad empresarial es importante tener en cuenta los puntos que a continuación detallamos, para hacer más competitiva a tu empresa.

¿Cómo hacer más competitiva una empresa?
Si quieres aumentar los resultados de la empresa debes hacer hincapié en cada uno de estos factores que te ayudarán a mejorar frente a tus competidores.
Apostar por la innovación
Las empresas que son más innovadoras son más competitivas. Esto es porque pueden agregar más valor añadido a sus productos y/o servicios. Para ello desarrollan o mejoran productos, modelos de negocio o procesos de producción. No obstante, para lograr esto y tener márgenes de ganancias es necesario una buena planificación y que los trabajadores se impliquen en esa cultura de innovación. Descubre cómo afecta la innovación a la competitividad empresarial de las organizaciones.
Fidelización de los clientes
No hay mejor embajador de una empresa que sus propios clientes. Esos que están satisfechos con nuestros servicios o productos y que apuestan por seguir contando con tu empresa. Ellos te recomendarán a familiares, amigos y conocidos. Por ello, la fidelización de clientes es vital para mejorar los resultados de tu empresa.
Analizar la empresa y el mercado
Para crear una buena estrategia es básico analizar el mercado en que se mueve tu empresa. Esto implica conocer tus puntos fuertes y tus puntos débiles. De este modo, podrás reforzar aquellos puntos positivos que detectes y corregir aquellas debilidades que hacen menos competitiva a tu empresa.
Del mismo modo, es vital conocer a tu competencia. Esto es conocer cómo operan, qué precios tienen, cuáles son sus fortalezas y debilidades. Precisamente, este último punto puede ser una oportunidad que haga despegar tu negocio.
Precios
Ya lo comentábamos en el anterior epígrafe. Es importante que elabores una estrategia de precios. Si lo planificas bien puede ser una ventaja frente a tu competencia. Una posible estrategia es un precio bajo en un mercado saturado. En cambio, un precio alto puede utilizarse para destacar la calidad y el valor añadido de tu producto. Elegir entre uno u otro criterio hará que aumenten tus ganancias o, por el contrario, frene tu emprendimiento. Aprende cómo poner el precio a tus productos en función de los objetivos y estrategias que poseas.
Nuevas tecnologías
Las Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) se han convertido en uno de los mejores aliados de las empresas para mejorar su competitividad. Esto es debido a que estas nuevas tecnologías empresariales permiten el acceso a nuevos mercados y ayudan a optimizar los procesos de gestión interna de la empresa.
Fuentes de financiación
Este es uno de los puntos clave de las empresas que comienzan. La falta de financiación para empresas y la escasa cultura financiera suponen una traba a la hora de iniciar un negocio. Si este es de pequeño tamaño, encuentra mayores obstáculos. Por ello, es importante conocer las alternativas para financiar tu empresa, de este modo podrás iniciar tu nuevo proyecto o mejorar el que ya tienes.
Compartir conocimiento
El compartir conocimiento genera un networking con empresas, proveedores, investigadores y profesionales. Es aconsejable promover el trabajo colaborativo entre los diferentes departamentos, tanto a nivel directivo como de personal.
Prestar atención a los detalles
Como dueño de una empresa o negocio has de conocer todos los pormenores de tu proyecto. Cualquier pequeña decisión, cualquier idea puede repercutir en la competitividad de la empresa.
Pensar con vistas a futuro
Siempre hay que tener la vista puesta tanto en el medio como en el largo plazo. Debes imaginar cómo puede mejorar la empresa y siempre hay que tratar de anticiparse al futuro. Para ello cuentas con la información que proporcionan las herramientas informáticas en tiempo real y de forma inmediata.
Establecer retos y objetivos alcanzables
Para hacer una empresa competitiva hay que fijarse en los que lo están haciendo bien. Esto implica analizar sus factores de éxito, cuáles son sus estrategias y aplicar aquellas que puedan amoldarse a tu negocio.
Ahora ya tienes unas cuantas ideas de cómo hacer competitiva a tu empresa, ahora tan solo falta ponerlas en práctica.
¿Cómo afecta la innovación a la competitividad empresarial?
La innovación es la principal herramienta para alcanzar la competitividad empresarial de un modo eficiente y efectivo. Las pequeñas empresas españolas están más dispuestas a implementar cambios en su estructura para dar paso a procesos más innovadores que les permitan diferenciarse de la competencia. Son organismos más flexibles a las nuevas iniciativas de sus órganos directivos. Esto se debe a que es más complicada realizar cambios en las grandes estructuras, con el riesgo que ello conlleva. Por ello, es necesario conocer cómo afecta la innovación a la competitividad de las empresas.
Las grandes y medianas empresas se encuentran más limitadas por su jerarquía empresarial, de modo que implementar algún tipo de cambio dirigido a la innovación puede llegar a convertirse en uno de los retos más importantes para la compañía. En este tipo de negocios, son muchos los eslabones que existen hasta llegar a los responsables de tomar la decisión, pero al final uno de los beneficios más importantes es la ventaja competitiva que supone.
Existen distintos tipos de innovación empresarial, en función del sector de negocio al que vayan dirigidos. De este modo, hay empresas que deciden apostar por implementar cambios en el proceso de manufactura, incluir el ecodiseño en su packaging o productos, o simplemente mejorar la atención al cliente (uno de los aspectos más valorados por el consumidor).
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Al final, no hay que perder de vista que la innovación no es algo esporádico ni puntual para hacer en un momento concreto y forma parte de las ventajas y desventajas del liderazgo empresarial, sino un proceso de renovación y cambio que debe involucrar la empresa a todos los niveles. Es fundamental que este cambio se realice de forma estructurada y que además pueda ser cuantificado a nivel de objetivos.
De esta forma se puede conseguir un ecosistema innovador sostenible en el tiempo, y no una moda pasajera sin repercusión en la estructura del negocio.