Generalmente, la nómina de cualquier trabajador se divide en dos partes: el sueldo base y los complementos salariales. A priori, el sueldo base será idéntico para todos los trabajadores que tienen un mismo puesto de trabajo, pero los complementos salariales cambian de uno a otro, lo que causa la diferencia de sueldo entre los empleados que comparten puesto. Los complementos salariales aluden a la retribución determinada a partir de unas circunstancias que pueden ser personales o de la empresa.
¿Qué complementos salariales existen?
Si nos guiamos por el Estatuto de los Trabajadores, podemos hablar de tres tipos de complementos. En el primer grupo estarían los complementos por condición personal, y aquí estarían los pluses por antigüedad (el tiempo que lleva el trabajador en la empresa), idiomas (conocimiento de idiomas que repercutan en el desempeño laboral), títulos o formación y conocimientos especiales. De todos los complementos, solo los de antigüedad, formación y conocimientos especiales se mantienen para siempre, el resto pueden desaparecer según el parecer de la empresa.

El segundo grupo de complementos son los que ganamos en función del trabajo. Aquí aparecen los incentivos y primas de producción (los cobramos por nuestra valía o responsabilidad), el plus por nocturnidad (trabajo entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana), disponibilidad (no hay horario fijo, sino que el trabajador se adapta a las condiciones de la empresa) y los complementos asociados a los riesgos del empleo (pluses de peligrosidad, toxicidad y penosidad).
Por último, están los complementos relacionados con la salud de la empresa, unos pluses que suelen dividirse entre gratificación por beneficios y participación en el capital de la empresa. Cuando la compañía obtiene beneficios, puede decidir compartirlos con sus empleados a través de este plus -lo que no quiere decir que siempre ocurra, no está obligada a ello-. Si el trabajador es accionista de la empresa, se puede llevar un complemento por participar en el capital. Eso sí, estos dos complementos son bastante poco habituales.
Cómo se aplican los complementos salariales
Según la normativa actual, los complementos salariales vienen fijados en el convenio colectivo al que se acogen la empresa o el trabajador. En caso de no haber convenio colectivo, estos pluses se pueden pactar entre la compañía y el empleado a través de un contrato individual. El Estatuto de los Trabajadores fija unas pautas para aplicar estos complementos salariales. Cuando dependen de unas circunstancias personales son consolidables, de forma que no se podrán modificar ni anular salvo mención expresa.
Cuando el complemento depende del puesto de trabajo que ocupa el empleado o de la situación financiera de la empresa, ningún plus salarial será consolidable salvo pacto expreso entre las partes. Aún así, puede haber excepciones. Por ejemplo, cuando un empleado cobra un plus por contar con un título académico determinado hablamos de un complemento consolidable. Si el propio empleado solicita un cambio de puesto de trabajo, la empresa no tiene por qué mantener el plus que le pagaba por tenerlo, pero si es la empresa la que propone el cambio de puesto está obligada a seguir pagándoselo.
Tanto si eres trabajador como si eres el responsable de la empresa, es muy importante conocer los diferentes complementos salariales o pluses que se pueden aplicar en la compañía, ya que son una parte clave de la nómina de los trabajadores. Los pluses son una herramienta más para mejorar el ambiente y la motivación de los trabajadores, y a estos complementos habría que sumar los pluses en especie (formación, dietas, coche de empresa), remuneraciones distintas al dinero que también forman parte de la nómina. La suma entra salario base y complementos nos da la retribución salarial completa.