Una empresa está conformada por multitud de elementos, tanto a nivel material como humano. Cada uno de ellos formará parte de un proceso determinado y desempeñará unas funciones concretas. La unión de todos esos elementos es lo que permitirán la buena marcha de la compañía y el cumplimiento de los objetivos propuestos. Toma nota y aprende cómo estructurar una empresa de la forma más eficaz y rentable posible.
¿Cómo se organiza una empresa?
La estructura organizacional es fundamental en cualquier empresa, ya sea una pyme o una multinacional. Esta tiene la función principal de establecer la autoridad, la jerarquía, las cadenas de mando, el organigrama y, en definitiva, cómo se distribuirán los departamentos de la misma.

Como es lógico, la estructura de una empresa pequeña y de una empresa grande, no podrá ser la misma. Por eso, es tan importante definir muy bien la estructura organizativa de la empresa, para saber en cada momento qué hacer exactamente, qué manual de protocolo seguir y, en definitiva, cómo trabajar de manera idónea y eficiente.
Existen 2 tipos de estructuras organizacionales básicas que son:
1. Estructura organizacional formal.
Este tipo de estructura organizacional surge como necesidad de realizar una división de las actividades dentro de la organización para, de esta manera, alcanzar los objetivos empresariales mediante la definición de organigramas y manuales.
Una empresa bien gestionada y organizada es clave para lograr su éxito.
Esta estructura organizativa de la empresa es bastante rígida y estática, propia de las compañías más clásicas. Los principios por los que se rigen este tipo de organizaciones son, por ejemplo: la autoridad, la delegación, la unidad de mando, la jerarquía… Y, además, se presentan ya sea de forma verbal o escrita.
2. Estructura organizacional informal.
Esta estructura organizacional tiene como base la estructura formal. Sin embargo, obedece al orden social y suele ser bastante más dinámica y flexible que la estructura formal.
La estructura organizativa de la empresa informal se integra a través de las relaciones entre las personas, entre los equipos de trabajo con los que cuenta la compañía.
En el día a día de este tipo de compañías, organizadas con base en valores más propios de las compañías más modernas, se priorizan las creencias, gustos, sentimientos, cumplimiento de objetivos y metas, motivación, autoestima o seguridad.
Se crean grupos informales en la compañía muy flexibles y todos los principios por los que se rige la empresa se transmiten de forma verbal pública.
Además, para que una empresa funcione de manera adecuada y logre alcanzar los objetivos y metas previamente propuestos, debe contar con los recursos materiales y recursos humanos necesarios para ello.
Igualmente, una empresa, ya tenga una estructura organizativa formal o informal, debe adaptarse constantemente a un entorno tan cambiante y volátil como el actual. Por tanto, cada vez más lejos quedan aquellas organizaciones rígidas y estáticas donde hay una gran diferencia entre los mandos de autoridad y los puestos de trabajo básicos, donde la comunicación no es fluida ni natural.
Importante recalcar también que, cada uno de los subsistemas en que se divida una empresa, tendrá sus propios mandos de control y supervisión, así como unas tareas concretas a realizar y unos objetivos a cumplir. Gracias al trabajo coordinado de cada uno de estos departamentos y secciones, la empresa, como conjunto, será mucho más competitiva y eficiente.
En definitiva, una empresa, para garantizar su buena marcha, debe definir una estructura organizativa que permita coordinar los procesos de trabajo, gestión y control para convertirse en un ente rentable y con perspectivas de futuro. Cuando nos disponemos a crear una empresa, es imprescindible que nos planteemos cuál va a ser la estructura de la empresa que necesitamos para nuestro modelo de negocio y número de trabajadores. Por ello, en el plan de organización y recursos humanos describiremos la estrategia a seguir para conseguir la mayor eficiencia en nuestra actividad.