La RAE define la resiliencia como la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. En su segunda acepción, hace referencia a la capacidad para recuperar el estado inicial tras dicha perturbación. Dos definiciones del concepto que se adaptan perfectamente a los emprendedores. La resiliencia es una de las características básicas de cualquier emprendedor, de quienes dejan la comodidad de trabajar para terceros y se convierten en sus propios jefes, con todo lo que implica.
Cómo ser un emprendedor resiliente
Cualquier emprendedor se enfrentará continuamente a situaciones adversas, a problemas que a veces nos invitan a rendirnos. Es parte del día a día de cualquier emprendedor: la pérdida de un cliente, un proyecto que se complica, un colaborador que se marcha, problemas de financiación...
Si eres una persona resiliente, aceptar la derrota será el primer paso para entender cómo has llegado a ese punto, aprender de tus fallos, levantarte de nuevo y volver a empezar. Vamos a ver las claves para convertirte en un emprendedor resiliente:
- No escapan a los problemas: una de las características de las personas resilientes es que nunca huyen ante un problema, sino que lo afrontan. Ser consciente de que huir no tiene sentido, que no nos aportará ningún beneficio, es una de las primeras características que cumplirá un trabajador resiliente.
- Capacidad de interpretar los hechos: las crisis, caídas del mercado y problemas suelen ser inevitables, y no se pueden cambiar. Sin embargo, podemos dejarnos llevar por una espiral negativa o hacer frente a estos obstáculos con el mejor ánimo. Está claro que cuanto más se repitan, más difícil será hacerles frente desde una perspectiva positiva, pero hay que saber cómo hemos llegado a ese punto, qué podemos hacer para salir de ahí y cómo hacerlo.
- Aceptar los cambios: no siempre es fácil asumir los cambios, en especial cuando nos vemos obligados a introducir cambios en nuestra forma de trabajar; pero muchas veces la capacidad de reinventarse de una empresa ha supuesto nuevas oportunidades de crecimiento para la misma. Para que sea así, hay que afrontar los cambios desde esa perspectiva positiva.
- No todo se puede controlar: querrás tener bajo control hasta el último aspecto de la empresa, pero debes ser consciente de que no puedes dominarlo todo y hay aspectos que escaparán a tu control. Por ejemplo, las dificultades que aparezcan. Lo que puedes controlar es la forma en que afrontas los problemas, así que preocúpate únicamente por aquello que esté bajo tu dominio.
- Tener a alguien que te apoye: el aspecto emocional también es importante, y contar con alguien que nos anime, que tenga unas palabras de ánimo con nosotros, que nos de un abrazo en los momentos más difíciles nos ayudará a levantarnos en los momentos más difíciles. Tu pareja, tu familia o tus amigos son la opción más cercana; también puedes recurrir a tus socios, asesores, colaboradores...
- Autoestima y equilibrio emocional: valorarte a ti mismo y las ganas de superar tus logros es parte fundamental de una persona resiliente. Confiar en ti y tus capacidades te permitirá afrontar mejor los obstáculos que aparezcan. El equilibrio emocional te permitirá evitar que las emociones negativas se impongan a las positivas.
Por último, conviene señalar que entre las grandes virtudes de las personas resilientes destaca la adaptación a la situación y flexibilidad. Cuando una cosa no funciona, no tienen ningún problema en buscar una alternativa a los métodos actuales para resolver el problema. Y todo lo que empiezan, lo acaban. La perseverancia es un pilar básico a la hora de cumplir con nuestros objetivos y metas, lo que nos garantizará el futuro de la empresa.