La elaboración de las actas, un documento que contribuye a registrar los hechos acontecidos durante una reunión o que también puede certificar la condición de una persona o de un organismo, puede ser algo sencillo si se conoce el procedimiento.
Los tipos de actas que existen son variados y depende de la situación en que se redacten y de si se trata de un organismo oficial o no, tendrán unas características diferentes. Es el caso de las actas constitutivas, necesarias para constituir una empresa o sociedad o también el acta notarial, cuyo rasgo principal es la presencia de un notario durante la redacción del acta.
¿Qué es un acta notarial?
El acta notarial es un documento en a través del cual, un notario da fe de unos hechos, de todo aquello que ve y escucha durante una reunión. Por tanto, el objetivo principal de un acta notarial será la de constatar unos hechos determinados y que tengan un valor probatorio, lo cual significa que estos no van a poder ser discutidos, ni siquiera por un juez.
Con un acta notarial, cualquier ciudadano puede pre-constituir las pruebas de unos hechos, que probablemente deban ser alegados en algún momento, en el ámbito administrativo, judicial o privado. Un buen ejemplo de acta notarial puede servir para que te familiarices con el formato.
Tipos de actas notariales
Algunas de las clases de actas notariales más frecuentes son las siguientes:
- El acta de presencia. Se trata de aquel documento en el que el notario debe avalar la verdad o la realidad de un hecho.
- El acta de manifestaciones o de referencia. En este documento se acreditan las declaraciones de una persona en un momento dado, aunque no su veracidad.
- El acta de depósito. En esta caso, el notario recibe, en concepto de depósito, algunos objetos, valores, documentos, archivos o cantidades de dinero en efectivo.
- El acta de sorteo. El documento que avala el notario será aquel que da fe de que el ganador de un sorteo ha obtenido un premio.