Todos tenemos ese amigo con el que iríamos al fin del mundo, con el que hemos fantaseado con la idea crear una empresa o de abrir un negocio a medias. Pero una cosa es hablarlo y otra hacerlo. Del dicho al hecho hay un trecho, y lo que a priori parecía una excelente idea se puede convertir en una pesadilla que acabe con una bonita amistad cultivada durante años. Antes de lanzaros a la aventura, deberías tener claros los pros y contras de emprender con un amigo y una serie de trucos para hacerlo con éxito.
¿Es buena idea emprender con un amigo?
Es viable emprender solo o con un socio, la gran ventaja de emprender con un amigo es que trabajas con alguien que ya conoces. Ambos sois conscientes de las fortalezas y debilidades del otro, de lo que os motiva, de cómo solucionar las tiranteces…
Es una clara ventaja en comparación con emprender con un socio desconocido. Esto se debería traducir en una mayor estabilidad. Sumaréis vuestras experiencias, tendréis mejores ideas y, sobre el papel, os esforzaréis y sacrificaréis a partes iguales para sacar el negocio adelante.
Pero emprender con un amigo tiene sus riesgos. Ser amigos no significa que vayáis a trabajar bien juntos, y aquí pueden comenzar los conflictos. ¿Tenéis la misma idea de cómo dirigir el negocio, de su orientación? El hecho de ser amigos puede generar una definición difusa de los roles, otra fuente de conflicto.
Algo parecido pasa cuando no compartís prioridades. También conviene recalcar que podemos tomar decisiones en base a emociones, y no a nuestro juicio, con el riesgo que conlleva. Y no olvides que al lanzar el negocio ponéis vuestra amistad en juego.
Consejos para emprender con un amigo
Ser emprendedor es toda una aventura, y más si lo compartes con una gran amistad. No obstante, el procese de crear una empresa puede estar lleno de vaivenes y por ello, nunca está de más tomar nota de una serie de consejos para emprender con un amigo y marcar ciertos límites para que ambos tengáis alineados los mismos objetivos, presta especial atención:
- Establecer unos roles claros: cada socio/amigo debe tener su propio rol de trabajo. Según lo que se le de bien -o su punto débil- asumirá un rol u otro. Así, cada uno tiene sus tareas y el otro sabe que debe respetar este reparto y lo que haga el otro.
- Misión, visión, valores: acordar el propósito común de la empresa es fundamental para su éxito. Por eso, hay que acordar la misión, valores y la visión del negocio antes de dar el paso definitivo.
- Hacer una prueba antes de montar la empresa: en caso de no haber compartido responsabilidades, es interesante probar cómo os compenetráis.
- Tener un protocolo de convivencia y comunicación: por muy amigos que seáis, es fundamental tener una comunicación clara. De hecho, la comunicación interna es fundamental para el éxito de cualquier empresa. Utilizar los canales adecuados ayudará a prevenir futuras crisis. También es importante determinar técnicas de comunicación eficaz y limitar las conversaciones de negocios al ámbito empresarial.
- Analizar casos de éxito: tu amigo y tú no sois los primeros amigos en emprender. Por eso, siempre viene bien tener referentes de casos de amigos que han emprendido juntos y han tenido éxito. Todos conocemos los casos de Apple, YouTube, Windows o Yahoo!, empresas creadas por amigos que han alcanzado una repercusión mundial espectacular.
- No tengáis miedo al asesoramiento: por muy amigos que seáis, recurrir a un asesor no es ninguna debilidad. Es más, os puede ayudar a tomar las decisiones más acertadas, ya sea en el aspecto legal del negocio o a la hora de lanzar vuestros productos o servicios.
- Todo por escrito: finalmente, conviene dejar por escrito el plan de negocio, el acta constitutiva de la empresa, la relación entre socios, los roles de cada uno, los aportes de capital, el reparto de beneficios, cómo disolver la compañía o cómo puede salir de la misma uno de los socios.