La Organización Internacional de la Normalización o ISO es el organismo encargado de promover las normas ISO, una serie de normas estandarizadas a nivel internacional que tienen como fin la mejora de la gestión empresarial, apostando por un perfeccionamiento en la eficiencia, uso de los recursos y, por ende, un incremento de la rentabilidad organizacional.
Objetivos de las normas ISO
Las funciones de las normas ISO se basan mejorar la eficiencia de los procesos de las empresas, y establecer un sistema de gestión calidad reconocido a nivel mundial, facilitando la comunicación internacional y las negociaciones y comercios a nivel global.
Asimismo, estas certificaciones están creadas para implantarse en empresas de cualquier tamaño y ámbito: normas de calidad, medio ambiente, riesgo, seguridad y salud, formación, innovación, tecnología, etc.
Entre los objetivos de las normas ISO, encontramos los siguientes:
- Aumentar la productividad de las empresas, dado que se hace un uso óptimo de los recursos, conllevando ello una reducción de costes y, traduciéndose en un mayor nivel de ventas.
- Gracias la mejora en la eficacia y eficiencia durante los procesos de producción, se reducen los errores y se logran productos y servicios de mejor calidad.
- Se realiza una definición más exacta de cada proceso mediante documentación específica y profesionalizada (manuales de calidad, de procedimientos, instrucciones, técnicas de proveedores, etc.).
En definitiva, toda norma ISO sigue cuatro principios fundamentales que son:
- Responsabilidad de la dirección.
- Gestión de recursos.
- Realización del producto o servicio.
- Medición, análisis y mejora.
Así, los objetivos de las normas ISO suponen para las empresas un certificado de garantía y de calidad de los productos y servicios que ofrecen, incrementando la productividad de las compañías y ayudando a dar un empujón a su rentabilidad.
Utilidad de las normas ISO
Actualmente, las empresas conviven en un entorno de grandes turbulencias, con grandes cambios económicos y sociales. Por esta razón, las compañías tienen la misión de estar siempre a la vanguardia y ofrecer la máxima calidad en sus productos si quieren sobrevivir en el mercado actual.
Y, pese a que las normas ISO son de aplicación voluntaria, muchas empresas no las ven ya como una simple opción, sino como una meta que conseguir sí o sí para poder ofrecer la máxima calidad garantizada a sus clientes. Por ello, las políticas de calidad de las empresas, en enfocan, cada vez más, en la obtención y mantenimiento de estar normas y sellos de calidad. Se trata de obtener mayor prestigio y situarse en situación de ventaja frente a la competencia más directa, incluyendo un valor diferencial a los productos y servicios ofrecidos por la compañía en cuestión.
Los clientes cada vez tienen más información y son más expertos en los productos y servicios que consumen. El desarrollo de la tecnología y la innovación ha permitido que la mayoría de consumidores tenga acceso 24/7 a toda la información que precisen, pudiendo comparar precios, calidades, opiniones…
De ahí que las empresas se exijan, cada vez en mayor medida, la obtención de las normas ISO en alguno de los ámbitos de su empresa (ya sea a nivel de seguridad, calidad medioambiental, calidad del producto, gestión de riesgos…), con el fin de tener un documento fidedigno que avale y garantice fielmente la calidad de sus procesos para la creación de esos productos y servicios finales. Además, las normas ISO ayudan a las empresas a competir con más fuerza en un mercado saturado, tanto por la parte de la oferta como por la parte de la demanda.
En definitiva, las funciones de las normas ISO son varias y tienen gran utilidad en las empresas. Apostar y esforzarse por la obtención de estos certificados de calidad, sin duda, es una gran opción que toda compañía debe plantearse. Sin embargo, esto no es tarea fácil, ya que debemos instaurar una formas de trabajo que nos permitan conseguir los estándares de calidad que se exigen. Además, los controles de calidad se consideran imprescindibles a la hora de asegurarnos el cumplimiento de estar normas, para que no hayan errores que dañen nuestra credibilidad.
Control de calidad en las empresas