En nuestro camino hacia la excelencia y la mejora continua, podemos recurrir a herramientas de todo tipo. Una de ellas es el Mapa de flujo de valor, el VSM por sus siglas en inglés (Value Stream Mapping). Crear un mapa como este quizá te parezca algo aburrido o complejo, pero nada más lejos de la realidad. Es una solución muy útil y, además, muy fácil de desarrollar como verás. Puedes empezar eligiendo tu equipo, definiendo el alcance de tu producto y una vez que hayas seguido todos los consejos y trucos que te contamos a lo largo del artículo, podrás elaborar un mapa de flujo de valor con suceso.
Qué significa el mapa de flujo de valor o VSM
El Mapa de flujo de valor no deja de ser un diagrama de flujo que representa flujos de información, actividades y agentes en el proceso productivo. Se trata de una técnica implementada en lean supply chain, que nos ayudará a mejorar mediante la captura y análisis de información en la cadena de cualquier empresa o proyecto. Tiene la ventaja de que puede aplicarse en cualquier empresa, no importa su tamaño o el sector al que se dedica.
A grandes rasgos, podemos identificar cuatro rasgos básicos: generar el mapa del proceso actual, encontrar y eliminar los desperdicios, generar el mapa del proceso mejorado e implementarlo. A la vez que recorres este proceso, es posible que detectes el margen de mejora del flujo de valor. Ahí es donde podremos mejorar el flujo del proceso, los plazos de ejecución y procesamiento o el uso de materias primas. Podemos elaborar el VSM en nueve simples pasos.
Cómo se elabora el mapa de flujo de valor
- Implementar el nuevo mapa: haz preguntas y detecta los puntos débiles en el flujo de trabajo. Nunca está de más hacer una lluvia de ideas con tus colaboradores en busca de las ineficiencias, tanto a nivel interno como a nivel externo. Incluso puedes pedir su opinión a tus clientes.
- Elige a tu equipo: debe ser interdisciplinario. Por eso, incluiremos desde los ejecutivos hasta los colaboradores con funciones de apoyo o a proveedores. De este modo, nos será más fácil identificar los problemas internos que hay que afrontar. Incluye a los diferentes departamentos de la empresa.
- Define el alcance del proyecto: decide en qué parte del ciclo de vida del proyecto trabajarás. No es lo mismo analizar todo el proyecto o centrarnos en unos pasos determinados. Para agilizar el trabajo sáltate los pasos condicionales que puedan darse tras la entrega del producto al cliente.
- Genera un mapa del flujo de valor: ya sabes hasta dónde llegará el mapa, así que podemos empezar a crearlo. A menudo, se divide en tres partes. La superior corresponde a la información, la central al flujo de producto y la inferior al flujo temporal.
- Añade información del proyecto: el tiempo de transferencia o de ciclo por unidad, el inventario disponible en cada paso, el total de productos desechados, el tiempo Takt... Cada sector o negocio tiene sus propios indicadores. Elige los KPIs más significativos para tener información más precisa.
- Crea un cronograma: no puede faltar una escala temporal con los plazos de ejecución. Como hemos visto, se situará en la parte inferior del VSM. Ten en cuenta que el tiempo de ejecución condiciona la gestión del inventario o la satisfacción del cliente, el mapa debería ayudarnos a optimizar los plazos.
- Análisis del mapa actual: descubre los desperdicios y busca soluciones. Es fácil que mientras crear el mapa salgan a la luz los aspectos donde debemos mejorar.
- Diseño del nuevo mapa: será la evolución del mapa que ya tenemos, pero destacando las áreas que necesitan mejoras. Puedes incluir los elementos Kaizen para señalarlos.
- Implementa el nuevo VSM: utiliza las soluciones para cambiar el flujo de trabajo. Llegados a este punto, deberían empezar a notarse los efectos del análisis el mapa tras aplicar las soluciones adecuadas a los problemas que teníamos.
Ejemplos de VSM o value stream mapping
Como una imagen vale más que mil palabras, a continuación te dejamos algunos ejemplos de VSM para que compruebes cómo funciona el Mapa de flujo de valor.