Sobre-presionados, confundidos, abandonados, sin recursos disponibles, sin poder de influencia, con equipos desmotivados… Así es como se pueden llegar a sentir en algún momento los directivos, responsables o coordinadores de equipos ante la situación corporativa actual. Y esto es así ya que las organizaciones han perdido su “norte”; la brújula que las guiaba con claridad en el pasado ahora da vueltas y vueltas sin sentido y sin señalar un rumbo fijo.
Cómo formarse para ser un buen líder
Es por esto que los líderes de las organizaciones, deben capitanear un barco en medio de la tormenta más feroz que se recuerda en mucho tiempo y, por si fuera poco, sin poder vislumbrar algún faro que les indique algún destino con su luz.
Hoy en día estas personas, deseosas de poder ayudar a sus equipos y a sus empresas, están cada vez más comprometidas con su formación y desarrollo profesional. En esto son muy exigentes, y esto es una gran suerte para las organizaciones y para la sociedad en general, ya que cada vez los líderes están más y mejor preparados.
Cuando hablamos de formación para ser un buen líder, nos referimos a cultivar y a desarrollar el “SER” y el “HACER” del mismo. Por el primero nos referimos a como el individuo integra las distintas fases de su vida para poder encontrar un equilibrio que repercuta en ser mejor persona y mejor profesional. Para ello es importante el conocer las propias motivaciones y necesidades para poder gestionarlas en el entorno actual.
Respecto a lo segundo, al “HACER” nos referimos a la adquisición de hábitos efectivos que hagan que el líder tenga un desempeño efectivo y eficiente para sí mismo y también para los demás. Para hacerlo posible será necesario facilitarle herramientas y recursos para que pueda probar cosas de forma distinta que, consecuentemente, tendrá un impacto distinto.
En el pasado una formación de liderazgo se basaba mucho en el “HACER” y más bien poco en el “SER”. Hoy en día hemos aprendido a que los cambios mayores provienen del desarrollo del segundo, y sólo así conseguimos cambiar de forma drástica el “HACER”.
Los programas de coaching ejecutivo permiten a los líderes actuales disponer de un marco y de un proceso donde integrar ambas líneas de desarrollo, y es por ello que en sus agendas de crecimiento trabajan lo que van a cambiar en su forma de liderar y que a su vez sea sostenible y “ecológica” en sus vidas.
Así pues, al líder que está leyendo este artículo yo le preguntaría, ¿En qué se sustenta más tu liderazgo, en el “hacer” o en el “ser”?