Cada vez son más las pequeñas o medianas empresas que apuestan por el renting como método para reducir costes y ahorrarse la compra de determinados bienes. El más conocido es el de vehículos, pero el negocio del renting no se limita a los coches. El renting es el alquiler de bienes muebles por un periodo que oscila entre los 12 meses y los 5 años e incluye los servicios de mantenimiento del bien alquilado. Una de las principales razones para apostar por él es la fiscal; pero hay más ventajas de utilizar el renting.
Ventajas fiscales del renting para las empresas
Como hemos dicho, la principal razón para acudir al renting es económica. La deducción del renting en el impuesto de sociedades y en la declaración de la renta puede llegar a ser del 100% de la cuota. También te puedes deducir hasta el 50% del IVA soportado en la factura de renting, aunque si el bien está dedicado única y exclusivamente a la actividad profesional y lo puedes demostrar también llega al 100% (por ejemplo, un coche debería tener serigrafiado el logo de la empresa y pasar los fines de semana y festivos en un garaje) .
Hay que tener en cuenta que es más fácil que Hacienda considere que un bien adquirido a través del renting esté dedicado a la actividad profesional que uno adquirido en propiedad. Aún así, Hacienda puede investigar esa deducción y la decisión final estará en manos del inspector, pero así tenemos más posibilidades. Eso sí, en caso de duda te recomendamos que la deducción sea del 50%. Recuerda que el IVA no tiene nada que ver con la deducción del renting en el impuesto de sociedades por parte de las empresas.
Por definición, el renting no es más que un alquiler por lo que la adquisición del bien es mucho más económica que si opta por otros métodos de financiación de empresas más habituales. De vuelta al ejemplo del coche, los intereses de la financiación disparan su precio inicial. Sin embargo, es una inversión de gran tamaño que no podemos efectuar de golpe, en especial en caso de las pequeñas empresas, por lo que desde el punto de vista económico es más interesante. Igualmente pagas una cuota mensual, pero a la larga sale más barato.
Otra de las ventajas son los gastos de mantenimiento. Dentro de nuestro contrato de renting podemos añadir todos los servicios que nos interesen -lo que también hará que el precio suba o baje-, pero al arrendador le interesa que pasado ese plazo máximo de 5 años le devolvamos el bien en el mejor estado posible. Por eso es habitual que las revisiones o el mantenimiento se incluyan en el renting. Esto es algo muy interesante en casos como el de la maquinaria, ya que el mantenimiento puede ser bastante caro.
Así, las pequeñas y medianas empresas tienen un acceso mucho más económico a vehículos, entre ellos los industriales sin tarjeta de transporte, equipos dedicados al sector médico o sanitario, grúas, excavadoras, carretillas elevadoras y otros productos de la construcción o a artículos tecnológicos tan necesarios para algunas pymes como ordenadores, fotocopiadoras, centralitas telefónicas, impresoras, etc. El hecho de poder acceder a estos equipamientos también les permite aumentar su productividad.
El renting en el IRPF de los autónomos
En el caso de los autónomos, los beneficios relacionados con la mejora de la imagen o de la productividad al acceder a estos servicios que de otra forma les serían imposibles se mantienen, pero hay algún pequeño cambio en lo referente a los beneficios fiscales. Por ejemplo, un trabajador por cuenta propia sí que puede incluir el renting como un gasto deducible en el IRPF de autónomos siempre que pueda justificar que su uso es indispensable para su actividad empresarial. Realmente es lo mismo que pasa con cualquier otro gasto deducible.