Es innegable que el salario económico es el que mueve a los trabajadores, pero tampoco podemos pasar por alto que el salario emocional juega un papel importante en el grado de satisfacción de la plantilla. Y es que, a la hora de fijar el salario de los empleados, los empresarios deberían tener en cuenta este tipo de remuneración.
Cuando hablamos de salario emocional nos referimos a las retribuciones no económicas que el trabajador puede conseguir para mejorar su calidad de vida y bienestar, un aspecto que cada vez gana más peso a la hora de atraer o retener el talento en nuestra empresa, y a la que los propios trabajadores le dan gran importancia.
¿Cuáles son los puntos a favor del salario emocional?
Desde el punto de vista empresarial, parece evidente que la gran ventaja del salario emocional es la mejora en la motivación, implicación y compromiso de los trabajadores con la empresa. Saben que tienen unas condiciones ventajosas, el mejor estímulo para desempeñar su tarea. Además, es una buena herramienta para reducir el nivel de absentismo laboral, de modo que la productividad de la compañía crecerá o, al menos, no caerá por este problema. También nos permite captar o retener talento incluso en peores condiciones económicas que en otra empresa.
Para los trabajadores, una de las grandes ventajas del salario emocional son las facilidades para la conciliación laboral y familiar. Cuestiones como la flexibilidad horaria o el teletrabajo nos ayudan a compaginar ambos aspectos de nuestras vidas, y especialmente en el caso de los trabajadores con hijos pequeños es un aspecto a tener muy en cuenta.
También les ayuda a reducir los niveles de estrés laboral o a sentirse más valorados por parte de la empresa, de ahí esa mayor fidelidad e identificación con ella.
¿Cómo aplicar el salario emocional en mi empresa?
El salario emocional es muy complejo, y la forma de aplicarlo depende de algunos factores que conviene analizar. Te damos algunas recomendaciones:
1. Valora qué beneficios vas a ofrecer a tus trabajadores
Al fin y al cabo, no es lo mismo introducir la flexibilidad horaria, unas horas semanales o mensuales de trabajo desde casa o sesiones de yoga y pilates en la oficina. Eso sí, elijas el salario emocional que elijas, lo primero que debes hacer es dejar atrás los prejuicios. Hay pymes que creen que es cosa de grandes empresas y yuppies como los de Silicon Valley, pero es una oportunidad de atraer el talento de grandes corporaciones.
2. Adopta medidas que se puedan realmente en la empresa
Es decir, hay que ser realistas. Hay que tener claro el coste de las medidas, los resultados que esperamos y la posible reacción de los empleados. Para ello, siempre es interesante consultar con los propios trabajadores qué medidas les gustaría disfrutar relacionadas con el salario emocional. No podemos imponer acciones unilateralmente, y si están consensuadas de antemano nos evitamos iniciativas destinadas al fracaso.
3. Incorpora los cambios de manera progresiva y analiza los resultados
Tras acordar con los trabajadores las medidas a implementar, es el momento de diseñar un plan de acción para una incorporación progresiva del salario emocional a la empresa. Paralelamente, hay que evaluar los resultados obtenidos en las primeras semanas o meses para descubrir qué funciona y qué medidas son un fracaso. Podemos eliminar las que no cumplen con las expectativas o aplicar las mejores que consideremos oportunas para que funcionen e incluso añadir nuevas medidas.
4. Combina el salario emocional con tu amabilidad
Por último, hay un aspecto del salario emocional que podemos implementar muy fácilmente y que no tiene coste alguno para la empresa: la amabilidad. Si tratamos a los trabajadores desde unos planteamientos positivos, pidiendo las cosas por favor o agradeciendo y reconociendo el buen trabajo que hacen, estarán más satisfechos que si todo son broncas y críticas no constructivas. Además, los empleados se sentirán más valorados en su trabajo. Ser amables no cuesta nada, y la moral de nuestros trabajadores se verá reforzada por ese reconocimiento.