Cuando hemos estado trabajando como autónomos, si no hemos planificado muy bien nuestras cotizaciones a la Seguridad Social, puede darse el caso de que nos llevemos una desagradable sorpresa a la hora de la jubilación. Ya que probablemente nos encontremos que no nos va a quedar de pensión lo que teníamos pensado.
Si hemos cotizado toda nuestra vida como autónomos por el mínimo de cotización a la Seguridad Social cobraremos la pensión mínima de jubilación. En 2018, dicha pensión está en 788,90€, en caso de tener un cónyuge a nuestro cargo. En el caso contrario, esta será de 606,6€.
Esta pensión como podemos observar no es demasiado alta. Puede darse el caso de que nos sea complicado llegar a fin de mes. Por eso es importante que tengamos en cuenta una serie de consejos para que nos quede la mayor pensión posible. Eso sí, tendremos siempre en cuenta nuestras posibilidades actuales.
Cotización máxima y mínima para autónomos
Los autónomos tienen total libertad para elegir la base de cotización que deseen. Siempre que estemos dentro de los mínimos y máximos establecidos en los Presupuestos Generales del Estado. Pero como indicábamos es importante decidir la cotización adecuada.
Recordemos que la base de cotización mínima está en la actualidad en 919.80€ y la máxima en 3751,20€ (2023,50€ para mayores de 47 años).Teniendo en cuenta que los tipos de cotización se encuentran entre el 26,5 y el 31,5% de las bases de cotización nos encontramos que los importes a pagar varían entre los 275,02€ (que es la base mínima a pagar) y los 1181,63 para la cotización máxima.
Como podemos ver, el cotizar por la cuantía máxima está solo al alcance de algunos pocos. Estos son autónomos privilegiados que tienen unos grandes ingresos mensuales.
Para el resto de los autónomos lo ideal es elegir una cotización intermedia que nos permita obtener una pensión intermedia. Veamos algunos consejos para elegir la base de cotización adecuada.
¿Cómo elegir la base de cotización adecuada?
En la actualidad el cálculo de la pensión de jubilación se hace teniendo en cuenta las bases por las que se ha cotizado en los 25 últimos años antes de jubilarnos. Hoy en día, la edad de jubilación es al cumplir los 67 años. Por ello, es conveniente que a partir de los 42 años se aumenten las bases de cotización.
Lo ideal sería que se cotizase por la base máxima. Sin embargo, es bastante complicado tener unos ingresos tan altos como para cotizar por dicha base. De ahí que lo más conveniente es hacerlo por una base acorde a los ingresos obtenidos.
A la hora de elegir las bases de cotización, también tenemos que tener en cuenta si deseamos cotizar por accidentes de trabajo. Esto último dependerá del tipo de trabajo que realicemos. Si no cotizamos por ello, tan solo podremos coger la baja por contingencias comunes, cuyas prestaciones son inferiores a las contingencias profesionales. Además, cuanto menor sea nuestra cotización menor serán nuestros ingresos por incapacidad.
Otro aspecto que debemos a considerar, es que esta base de cotización también es la que regula lo que cobraremos en concepto de paro si cesamos en nuestra actividad. Por ello, es conveniente que en caso de que preveamos que en un periodo no muy largo de tiempo vayamos a cesar en nuestra actividad, es conveniente subir nuestra cotización. De esta forma, conseguiremos que la cantidad que nos abonen será mayor.
Por último, si eres un autónomo que recién acaba de comenzar en el negocio podrás acogerte a la llamada tarifa plana de autónomos. Esta consiste en pagar autónomos 50 euros de cuota durante los dos primeros años de actividad. El requisito a cumplir para acogerte a esta tarifa es no haber estado dado de alta los dos años inmediatamente anteriores. Si anteriormente has disfrutado de esta bonificación, deberás haber estado de baja como autónomo los tres años anteriores.