El riesgo financiero es la incertidumbre que se crea ante una inversión. Los cambios productivos al sector, inestabilidad del mercado o la imposibilidad de devolver capital por una de las partes hacen que se genere ese riesgo.
Debemos diferenciar entre incertidumbre y riesgo. La incertidumbre se da cuando se desconoce qué es lo que va a pasar en un futuro. En cambio, el riesgo es que exista alguna probabilidad de que ocurra un evento desfavorable. En definitiva, se trata de la probabilidad de perder el dinero invertido.

Por supuesto, el riesgo está unido a la incertidumbre sobre lo que deparará el futuro, de ahí que se deban de elegir las mejores estrategias para tratar de evitar esos riesgos. Para ello, hay que hacer frente a ese tipo de riesgo administrándolo, identificando su origen y seleccionando aquellas estrategias que hagan posible su control.
Dentro del riesgo financiero deberemos de tener en cuenta una serie de tipos de riesgo financieros:
- Riesgo de tasa interés. Relacionado con el plan de valor de mercado de una posición financiera debido a la variación de las tasas de interés.
- Riesgo de crédito. Está asociado a la posibilidad de quiebra de una de las parte responsables de la relación financiera.
- Riesgo de mercado. Es aquel que tiene que ver con el mercado bursátil.
- Riesgo de tipo de cambio. Es aquella variación del valor de activos y/o pasivos como consecuencia de la devaluación o revaluación de una moneda frente a otra.
¿Qué hacer para calcular el riesgo financiero?
Para poder obtener el el cálculo correcto del riesgo financiero de una inversión u organización será necesario tener en cuenta algunos aspectos clave.
Volatilidad
Para poder medir dicho riesgo financiero, nos fijaremos en un concepto llamado volatilidad. Este hace referencia a la rapidez con que los precios se modifican y la magnitud de estos cambios. Una mayor rapidez implica una mayor volatilidad y una mayor magnitud de estos cambios significa una mayor volatilidad, a pesar de que la velocidad no sea alta.
Para el cálculo de riesgo financiero, los estadistas utilizan un parámetro para su medición denominado desviación típica o desviación estándar. La desviación típica se calcula mediante la raíz cuadrada del resultado de la revista entre el precio y su media histórica al cuadrado.
Medición del riesgo individual
Otra forma de calcular el riesgo es utilizando la estadística, utilizando para ello una distribución de promedio. En este caso se trata de analizar una única inversión y para ello se crearon tres estados de la economía en ella: punto más alto, normal y recesión. A cada uno de ellos se le asigna una probabilidad de ocurrencia y una tasa de rendimiento de las acciones. Esto se mide con la desviación estándar.
Una vez analizado se comprobaría la situación del sector de cada una de las empresas participantes en este riesgo y se hablaría con expertos, con el fin de establecer la probabilidad de los tres estados económicos anteriormente mencionados.
Mientras más estrecha sea la distribución de probabilidad, menos variabilidad habrá, por lo tanto el resultado real y el estimado diferirán poco.
Medición de riesgo de cartera
Muchas veces para minimizar el riesgo financiero, se opta por invertir en diferentes tipos de acciones. Entendemos por cartera conjunta el grupo de valores activos de inversiones de la empresa, y por tanto, el rendimiento de la misma será el promedio ponderado de los rendimientos de cada una de las acciones que la conforman.
Sin embargo, el riesgo no responde a ese promedio ponderado ante la desviación estándar ya que si se han elegido las acciones debidamente, el riesgo es mitigado. Por ejemplo, si las acciones son de mucho riesgo, al combinarlas con una tercera que apenas lo tiene, disminuye el riesgo global.
Dicho de otra forma, al disminuir los rendimientos de una acción, los de la otra se incrementan. De esta forma, se minimiza de riesgo de inversión ya que se compensan entre ellas.