Cómo escoger una metodología de gestión de proyectos

Pau Sisternas

Para bien o para mal, tenemos infinidad de metodologías de gestión de proyecto. En realidad, varios de ellos no dejan de ser combinaciones o híbridos entre diferentes metodologías, como pueden ser Six Sigma, agile, cascada, Lean, Kanban, ruta crítica, camino crítico, Scrum, XP (Extreme Programming)… Así que una de las primeras cosas que haremos al iniciar un proyecto será elegir el método de gestión de proyectos que más convenga en casa caso. O mejor dicho, será lo primero que hagamos. A partir de ahí, ya podremos arrancar el proyecto. ¿Cómo elegir el método de gestión más indicado? Según las necesidades del proyecto, las metodologías a las que el equipo está más acostumbrado y los sistemas de control. Para entender mejor, te aconsejamos a que leas el artículo en la totalidad y sigas nuestros consejos de cara a elegir método que más corresponda al tipo de proyecto que tengas.

Cómo saber cuál es la mejor metodología de Project Management

Pasos para elegir un método de gestión de proyectos adecuado

Elegir el método de gestión de proyecto es una decisión tan difícil como crucial para el éxito o el fracaso del mismo. Según la decisión que tomemos, enfrentaremos el trabajo de un modo un otro, la gestión será más o menos eficaz y los resultados serán más o menos favorables. Además, el método de trabajo elegido también indica cómo será el ciclo de vida del proyecto. También es importante señalar que no todos los proyectos admiten todas las metodologías. Vamos a ver las claves para elegir paso a paso.

¿Qué necesitas para completar el proyecto?

Comenzaremos con un análisis profundo del proyecto. Cuál es el objetivo final, qué alcance tendrá, qué necesidades surgirán y qué recursos tenemos disponibles para hacerles frente, qué restricciones podemos encontrarnos… Por eso, tendremos en cuenta la complejidad del proyecto, sobre todo en lo relacionado con los requisitos del mismo y el volumen que tendrá. Seguro que tienes una lista de requisitos que debe cumplir el proyecto. Ahí estará la respuesta.




Una cuestión fundamental es determinar la importancia y urgencia del proyecto, algo que ya desde el primer momento nos permitirá descartar algunas metodologías y quedarnos con otras. Tampoco hay que perder de vista los niveles de calidad exigibles, la experiencia de los miembros del equipo y su distribución geográfica, los atributos, los plazos de entrega… Teniendo en cuenta estas variables, nos resultará más fácil hacer una primera criba de metodologías de gestión de proyectos.

¿Qué metodologías estamos acostumbrados a utilizar?

Ya tenemos una preselección de métodos de gestión de trabajo a tener en cuenta. Pero todavía hay que afinar más en nuestra búsqueda, para lo que analizaremos nuestra estructura interna. ¿Cuál es el método de gestión de proyectos más habitual en la empresa? O mejor dicho, ¿qué metodología de gestión de proyectos funciona mejor en la organización?

Para ello, podemos comparar proyectos pasados con el que enfrentamos. Esto nos dirá si trabajan mejor en un ambiente colaborativo en el que puedan ir incorporando nuevas ideas, si funcionan mejor en un entorno rígido, con una estructura, un orden y una jerarquía clara, etc. En cierto modo, para este segundo paso tendremos en cuenta todo lo que hemos visto en el anterior.

Sistemas de control

Todas las metodologías tienen sus pros y sus contras, del mismo modo que cada proyecto tiene sus fortalezas y debilidades. También los equipos. Por eso, buscaremos una metodología de gestión de proyectos que minimice las debilidades que podamos encontrar en el proceso. En este sentido, los mecanismos de control jugarán un papel clave a la hora de garantizar que seguimos los principios de dicha metodología, pero también que se están cumpliendo los pasos previstos en el proyecto.

Cada metodología nos exigirá unos sistemas de control, también hay que tener en cuenta los recursos disponibles para ello. Si no se produce este control, nos resultará muy difícil mantener a nuestro equipo alienado trabajando con un mismo objetivo. Este paso será el definitivo, y si somos capaces de llevar ese control habremos dado con nuestro método de gestión de proyecto. Si no es así, habrá que dar un paso atrás en busca de una nueva metodología.

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