¿Cuál es el nivel de fluidez de tu cadena de producción? En un escenario ideal, la producción no se detendría nunca, sino que fluiría de forma continua. Sin embargo, la realidad acostumbra a ser diferente a lo que nos gustaría, y muchas veces nos vemos obligados a esperar en alguna de las diferentes etapas de producción. Una de las mejores soluciones a este problema pasa por aplicar el flujo continuo, una forma de producción que nos ayudará a ser más eficaces y eliminar estas esperas entre fase y fase de producción.
Qué es la producción de flujo continuo
El flujo continuo es, valga la redundancia, un método de organizar el flujo de materiales en la empresa donde este es constante, sin pausa ni transición entre operaciones. Así, las materias primas y/o el producto pasan por una serie de actividades sin que se interrumpa el proceso de producción. Para que sea efectivo, siempre se completan las mismas tareas en las mismas máquinas. Con el objetivo de evitar demoras, también se guarda siempre la misma distancia entre operaciones. Así, el producto va de tarea en tarea y siempre hay un producto en fabricación.
Cuando estamos acabando un producto, el siguiente ya está en marcha. Se trata de una metodología de lo más interesante a la hora de producir grandes volúmenes de productos. Principalmente, la encontramos en la fabricación de productos únicos, con pocas o ninguna variación. Los escasos cambios de un producto a otro se producen al final del proceso productivo. Esta forma de trabajar responde a la necesidad de producir grandes cantidades de producto de modo rápido y eficiente.
El hecho de secuenciar las tareas nos ofrece una mayor eficiencia. La empresa trabajará de forma más productiva. Otro aspecto importante es la reducción de residuos, pues la mejora en la eficiencia implica generar muchos menos residuos. Todo ello, sin renunciar a un ápice en la calidad del producto final. Es más, el resultado es un producto de mayor calidad, pues también se minimizan las posibilidades de que un error humano acabe comprometiendo la calidad final.
Cómo optimizar un proceso de flujo continuo
Si queremos sacar el máximo partido al proceso de flujo continuo, es imprescindible lograr que los productos se muevan a través de la línea rápida y sin problemas. Y para hacer esto posible, habrá que optimizar el proceso de flujo continuo. A continuación te dejamos una serie de pautas con las que lograr este objetivo y aprovechar todo el potencial del flujo continuo:
- Mantener el proceso lo más simple posible. A medida que añades pasos a la línea, más lento será el proceso. En cambio, si limitamos las etapas por las que pasa la fluidez será mayor.
- Funcionamiento y mantenimiento de los equipos. Asegúrate de que el equipo y la maquinaria funcionan bien. Una avería interrumpirá el flujo de la línea, así que no escatimes esfuerzos a la hora de llevar a cabo el mantenimiento, revisiones o reparaciones pertinentes.
- Capacitación de los trabajadores. Si una persona trabajará con una máquina o desempeñará una tarea, debe estar preparada para ello. En caso contrario, nos arriesgamos a que se ralentice el flujo, y tarde o temprano aparecerá un cuello de botella que evitará su continuidad.
- Procedimientos estandarizados. Facilitan que los trabajadores se muevan de forma rápida y eficiente a lo largo de la línea.
Ejemplo de producción en flujo continuo
Aunque no lo creas, estamos rodeados de productos generados mediante el flujo continuo. Algo tan cotidiano como la leche, la cerveza o el acero se producen mediante el flujo continuo. La cadena de producción no se detiene, y si el producto incluye alguna modificación esta se aplica en las últimas etapas del proceso. Otro ejemplo de producción en flujo continuo es la energía. Está generándose de forma constante en las centrales, lo que garantiza el suministro a la población.