Es evidente que la formación empresarial es necesario para mantener la competitividad de las organizaciones. Por ello, es necesario tener presente la constante actualización de los trabajadores de una empresa si se quiere seguir manteniendo el rendimiento laboral continuamente. Sin embargo, esta formación, aunque fundamental, tiene unos costes para la empresas. Por ello, la Seguridad Social ofrece a las empresas formación bonificada con el objetivo de mantener la competitividad del ecosistema empresarial del país.
¿En qué consiste la formación bonificada?
La formación bonificada son ayudas económicas dirigidas a trabajadores del Régimen General que ofrece la Seguridad Social a la empresas para que mantengan o mejoren sus niveles productivos a través del desarrollo de los conocimientos y habilidades de sus empleados. Estas ayudas no se aportan en forma de dinero, sino que las empresas reciben estas ayudas a través de bonificaciones en las cuotas empresariales que pagan a la Seguridad Social.
De esta forma, las empresas pueden pagar a cursos de formación a sus empleados y después se lo descuentan de lo que paga mensualmente a la Seguridad Social por ese trabajador. Para entenderlo, vamos a utilizar un ejemplo. Pongamos que una empresa paga un cursos de inglés a un trabajador que tiene un coste de 300€ y la empresa paga mensualmente por ese trabajador 400€ a la Seguridad Social. Al final de ese mes, la empresa solo tendrá que pagar 100€. Lo que ha pagado por el curso, se lo ahorra en cuotas a la Seguridad Social y, se beneficia de que sus empleados están más cualificados. Para acceder a esta bonificación la empresa debe tener, al menos, un empleado.
Según las características de la empresa, cada organización tiene la posibilidad de acceder a una cantidad de formación bonificada. Esto es lo que se denomina crédito de formación y depende de la plantilla media de la empresa y de las cotizaciones realizadas por la empresa y los trabajadores en concepto de Formación Profesional durante el año anterior. Cabe destacar, que estas bonificaciones no se acumulan año tras año, por lo que si la empresa no utiliza este dinero durante el año natural, se perderá.
Cabe destacar que la formación bonificada no es una formación impuesta. Es decir, que no es la Administración quien obliga o dice a las empresas los cursos que deben realizar. Las organizaciones empresariales tienen el derecho a decidir cuál son las necesidades de formación que poseen, el modo y el momento en el que quieren realizarlo, y si la realizan por ellos mismos, o hacen usos de centros de formación para potenciar las habilidades de sus empleados. Será la empresa, a través de su plan de formación, la que tomará tomas estas decisiones. Además, existen diferentes modalidades de formación, como la formación presencial u online.
Como verás, son grandes los beneficios de la formación empresarial bonificada, ya que, además, es gratuita. En caso de que supere el crédito de formación, la empresa correrá con la diferencia. Sin duda, todas las empresas deberían utilizar estas bonificaciones para mejorar las competencias y destrezas de sus trabajadores. Por ello, te recomendamos que consultes los mejores cursos bonificados para trabajadores que puedes encontrar.