El Direct Lending es uno de los métodos de financiación alternativos a la banca tradicional, que han surgido por la necesidad de las empresas de financiarse y crecer en una época de crisis que ha restringido el crédito bancario al mínimo. Conseguir un préstamo hoy en día es casi misión imposible y las nuevas fórmulas de financiación de empresas surgen casi como una necesidad.
Esta falta de ayudas para pymes por parte de las entidades financieras más tradicionales ha dejado un hueco que los inversores privados han querido llenar. Este es el caso del Direct Lending, que tiene como base el capital privado que llega en busca de una mayor rentabilidad y que ofrece más flexibilidad al empresario. Los inversores son los que eligen a la empresa prestataria, involucrándose de forma personal y directa.
¿Cómo funciona el Direct Lending?
El funcionamiento del Direct Lending es relativamente sencillo y su objetivo no es acabar con la financiación bancaria, sino lograr complementarla de manera eficaz. Los grandes protagonistas son los fondos del Direct lending, que generalmente estarán formados por grandes patrimonios y/o inversores institucionales y que prestan el dinero a las empresas a cambio de una rentabilidad.
Los inversores suelen primar la flexibilidad en los requisitos que piden a las empresas, todo a cambio de una mayor rentabilidad. Y es que, se trata de una de las ventajas del Direct Lending para los inversores, pero también puede suponer un mayor tipo de interés para la empresa que tiene una idea de negocio y que decide pedir un Direct Lending.
Como no hay una regulación específica en este tipo de préstamos, el acuerdo al que lleguen las entidades inversoras con las empresas deberá llevar a obtener las mejores condiciones para las dos partes. De esta manera, el proyecto surgirá hacia adelante con las máximas garantías.