La visión es una declaración que se refiere a lo que la empresa quiere crear, la imagen ideal de la organización en el futuro, el deseo rector de los esfuerzos sincronizados que responde a una pregunta: ¿hacia dónde queremos llegar?.
La persona encargada de dirigir la empresa es la responsable de elaborar la misión empresarial y expresarla por escrito a fin de crear el sueño (compartido por todos los que tomen parte en la iniciativa) de lo que debe ser en el futuro la empresa.
Al tener definida la visión de la empresa, todas las acciones de los integrantes de la organización deberían dirigirse a este punto. De éste modo, todo miembro que conozca bien la visión de la empresa, puede tomar decisiones acorde con ésta, lo cual compromete a los altos mandos de la organización a predicar con el ejemplo.
La importancia de la visión también radica en que es una fuente de inspiración para el negocio: representa la esencia que guía la iniciativa y de ella se toma la motivación y el entusiasmo en los momentos difíciles.
La visión empresarial es un elemento fundamental de todo negocio. Este concepto identifica a la capacidad que tiene una empresa para proyectar su crecimiento futuro junto con todas sus características intrínsecas: su cultura empresarial, su visión de negocio, sus objetivos económicos, etc.
Lo ideal es que todas las empresas tengan clara su visión empresarial antes de comenzar su actividad. Sin embargo, que sea lo recomendable no quiere decir que sea ni mucho menos lo habitual. Quizá esto explica, en buena medida, que haya empresas que no consiguen consolidar su negocio.
Por eso, te explicamos algunos consejos para definir correctamente la visión empresarial de tu negocio. Toma nota:
Delimita correctamente el ámbito de actuación
Es decir, define de manera correcta en qué ámbito empresarial se moverá la empresa: qué mercado o mercados atacará, quién es el público objetivo, dónde desarrollará su actividad o con cuántos recursos cuenta para ello, entre otros muchos aspectos.
Por lo general, es importante establecer un marco de referencia para el negocio. Es decir, su ámbito de actuación y las condiciones en las que operará en el mercado. De esta manera, delimitamos de forma clara los límites del negocio y únicamente tendremos que preocuparnos de cuestiones específicas.
Plantear unas metas realistas y alcanzables
La visión empresarial tiene un carácter motivador e inspirador. Por tanto, los objetivos de la empresa deben ser realistas y alcanzables, y alcanzar al mayor número de miembros posibles. En caso contrario, estarás guiando a la empresa hacia un escenario irreal, hacia un planteamiento imposible de conseguir por mucho que nos esforcemos.
Actuar de esta manera provocará una pérdida en la motivación del equipo de trabajo, el tiempo y la mayor parte de nuestros esfuerzos.
Garantizar la adaptabilidad ante los cambios
La visión empresarial no debe ser una imagen estática de un negocio. Al contrario, es un proceso que va evolucionando en función de las condiciones cambiantes del mercado en el que opera la empresa.
Por eso, es importante contar con los recursos ideales para garantizar la flexibilidad de la empresa y que sea capaz de adaptarse ante nuevas circunstancias. Esta debe ser una prioridad en aquellos negocios que tengan un gran componente tecnológico, ya que de un día para otro puede cambiar por completo el escenario.
Crear una cultura empresarial única
El concepto de visión está íntimamente ligado con el de los valores de una empresa. De hecho, muchas organizaciones se definen y son mundialmente conocidas por su cultura empresarial. Es decir, que todas las personas que la integran se rigen por un conjunto de principios y valores similares.
Así, todos sus miembros saben qué tienen que hacer en todo momento ante ciertas contingencias y cómo enfocar los problemas del negocio.
Integrar la suma de valores de la empresa
Los valores corporativos influyen en todas las labores internas de la empresa y en todos sus jerarquías. Es decir, todas las decisiones que se tomen en los niveles más altos afectan, y de qué manera a los niveles más bajos.
Por eso, es necesario que pensemos no solo en el impacto de una decisión sobre el mercado y los clientes, sino también en las repercusiones que tendrá sobre las labores diarias de la organización, desde las que realiza el CEO de la compañía hasta las que ejerce el último operario.
Plasma tu idea en una sola frase
Cuando tengas definida toda la información relevante, es ideal plasmar tu idea empresarial en una sola frase. De hecho, esta es la manera en la que muchas empresas han lanzado sus eslóganes al público. Un solo mensaje que envía la empresa al exterior y que define el conjunto de principios y valores.
El ejemplo paradigmático es Nike, que con solo tres palabras, Just Do It, envió un mensaje claro y directo a su público objetivo: no importa el momento, no importa la dificultad, no importa el resultado, no importa nada, simplemente hazlo. Un eslogan que, según muchos expertos en comunicación y marketing, es el mejor de la historia.