Todos hemos oído hablar del puesto de administrador de una empresa. Pero ¿realmente sabemos sus funciones? Realiza las cuentas pertinentes anuales cuando llega el final del año económico. Es decir, es el encargado de trabajar con las cuentas, cifras, balances, etc. ¿Parece simple? No lo es. En realidad, hay mucho trabajo detrás de todo esto. ¿Sabías que es el administrador el que planifica, organiza y dirige todo el control de una empresa? Como verás, un administrados asume el cargo de gran parte de un negocio. Es por ello que éste tenga tantas funciones y responsabilidades legales.
¿De qué es responsable el administrador?
En primer lugar, debe conocer aspectos que van desde las finanzas hasta la gestión del personal. Asimismo, debe lidiar con las decisiones que influyen en la innovación y la competitividad. De hecho, estos son factores clave para alcanzar el éxito económico de un negocio. De esta manera, deberá contar con 3 habilidades fundamentales para el desempeño correcto de su cargo: habilidades técnicas, humanas y conceptuales.
Por otro lado, el administrador debe actuar en nombre de la empresa en distintos tipos de actividades como operaciones bancarias, inversiones o adquisiciones. De esta manera, será el encargado de convocar reuniones o juntas, consentir los pagos, permitir la orden de transferencias, etc. En resumidas cuentas, es el máximo representante de la empresa. Y tiene una serie de funciones que te explicamos a continuación:
Funciones de representación
El administrador de empresas representa a la Sociedad frente a terceros en negocios de acciones y distintas funciones de comercio. Una persona jurídica no puede realizar dicha representación. Este es el motivo por el que el administrador debe asumir el cargo de las relaciones, tanto internas como externas. Sin embargo, este cargo puede llevar a cabo una cesión de poderes (parciales o totales) a otros miembros de la sociedad. Por lo tanto, tiene el control en cuanto a relaciones con distintos cabos del proceso.
Funciones de gestión
Lleva a cabo cualquier tipo de decisión que vele por el correcto funcionamiento y el avance progresivo de la Sociedad. También es responsable de que se lleve a cabo el cumplimiento de la Ley. Por consiguiente, debe cerciorarse de que la actividad general realizada cumpla con los estatutos y sea legítima.
¿Y en cuanto a decidir? En su mano están muchas más resoluciones de las que probablemente pienses. Tiene el control de las decisiones financieras, comerciales y de Recursos Humanos. Sin olvidar aquellas decisiones que sean esenciales para el correcto funcionamiento de un negocio.
Responsabilidades legales de un administrador
Además de las funciones que debe realizar, el administrador tiene una serie de obligaciones legales que cumplir. Aunque existen diferentes tipos de administradores, es muy importante conocer qué funciones y responsabilidades legales posee el administrador de una empresa.
- Responsabilidades laborales. Se ejecutan cuando no se ha cumplido con la continuidad requerida de la empresa y la estampa del administrador no se ha utilizado de manera legal.
- Responsabilidades penales. Si el administrador realiza un delito fiscal que supere los 120.000 euros, podría estar penalizado con hasta cuatro años de prisión.
- Responsabilidad civil-mercantil. Los administradores son los encargados de responder ante asociados y empresas cuando se hayan incumplido los deberes. Por lo cual, cualquier infracción podría incurrir en un delito.
- Responsabilidad tributaria. La responsabilidad subsidiaria recae sobre la figura del administrador. Tendrá que asumir el pago de la deuda en caso de desajuste o mala gestión de su trabajo.
En resumidas cuentas, como has podido ver, la figura del administrador es muy importante en las empresas. Lleva el control de las acciones más decisivas que determinan el correcto funcionamiento. Actualmente, cada vez son más las empresas que otorgan más importancia a este tipo de puestos. Por ello, conocer qué funciones y responsabilidades legales posee el administrador de una empresa es vital para así mantener el buen funcionamiento de ésta.