Para que el trabajo en equipo funcione hace falta alguien que indique el camino a los miembros de esa unidad, una mano que los guíe. Está claro que si el equipo funciona la empresa disfrutará de grandes beneficios, pero siempre hay pequeños detalles que se pueden mejorar con un simple gesto. A continuación, te proponemos una serie de trucos para que el trabajo en equipo sea incluso más eficiente.
¿Cómo mejorar el trabajo en equipo?
Además de conocer las etapas o fases del desarrollo de un equipo de trabajo, estas son las principales recomendaciones para que los equipos de trabajo funcionen correctamente.
1. Se necesita un buen líder
No podemos elegir al líder por ser el que lleva más tiempo en la empresa o el que mejor nos cae, el líder debe estar preparado para liderar al equipo y mediar en los conflictos entre miembros, que los habrá. Debe ser el primero en hacer piña y en tirar del carro en los momentos difíciles, trabajar como el que más a la vez que está pendiente de que todos los miembros del grupo participen y se sientan cómodos en el equipo.
2. Una buena comunicación interna
La comunicación interna es uno de los pilares básicos del trabajo en equipo, así que si queremos mejorarlo hay que incidir en esta cuestión. Por suerte, contamos con un sinfín de herramientas que nos permiten mantener una comunicación interna fluida entre todos los integrantes del equipo de trabajo. Recuerda que si no hay una buena comunicación entre empleados, el trabajo en equipo no tiene ningún sentido. Por otro lado, para favorecer la comunicación y favorecer el trabajo colaborativo es importante contar con las mejores herramientas para trabajar en equipo y que permiten designar las tareas a cada miembro del equipo o departamento.
3. Marcar objetivos comunes
Cuando en un equipo de fútbol, baloncesto o cualquier deporte cada miembro busca su propio lucimiento por encima del colectivo, el equipo fracasará. En la empresa pasa lo mismo, si cada trabajador se ha marcado un objetivo, perseguirá su meta y el equipo no funcionará. El equipo de trabajo necesita un objetivo común, una meta que deben perseguir todos los miembros como uno solo. Si se fija ese objetivo será más fácil que cada trabajador asuma su rol dentro del equipo.
4. Responsabilidades compartidas…
Si el objetivo es común, las responsabilidad también deberían serlo. Para bien y para mal. En un equipo de trabajo, la responsabilidad es colectiva, así que frases como “eso es cosa tuya” o “ese no es mi trabajo” están fuera de lugar. Cada trabajador tienen un perfil, y en consecuencia tendrá un rol, así que nadie hará el trabajo de otro que no hará nada, pero sí que se necesita ese compromiso del jugador de equipo.
5. …y premios compartidos
Igual que comparten responsabilidades, los miembros de un equipo de trabajo compartirán los éxitos de sus proyectos. Hay que felicitar al equipo por completo, sin hacer una incidencia especial en un trabajador en concreto. Si se ofrecen primas por objetivos, las bonificaciones deben ser para todos los miembros del equipo. Es una forma más de reforzar la cohesión y mantener la motivación para futuros objetivos.
6. La diversidad es la clave
¿Qué funcionará mejor, un equipo de trabajo heterogéneo o un equipo con todos los trabajadores cortados por el mismo patrón? La respuesta parece obvia, y sí: la mezcla de empleados con una formación, origen y carácter distintos puede ser muy beneficiosa para la empresa, y no tiene por qué ser causa de conflictos más allá de los que puedan surgir habitualmente en un equipo de trabajo cualquiera. Puede parecer una decisión arriesgada, pero el resultado vale la pena.
7. Crea el escenario perfecto para cada miembro
Todos los miembros del equipo tienen unos puntos fuertes y otros débiles, y a la hora de configurar los equipos de trabajo debemos maximizar las fortalezas de los empleados y compensar los puntos débiles. Por eso, crearemos grupos equilibrados y permitiremos a los trabajadores centrarse mayoritariamente en aquello que se les da mejor.