La empresa es el lugar donde los trabajadores pasan más tiempo, en muchos casos incluso por encima de sus propias casas. En esta circunstancias, no es raro que surjan conflictos entre los empleados que pueden poner en riesgo el ambiente laboral.
Intentar solucionar estos problemas requiere una estrategia efectiva desde la dirección de la compañía y el uso de diferentes herramientas para resolver las disputas y restaurar de nuevo la paz. Por eso, te damos algunas claves importantes para gestionar correctamente los conflictos en la empresa.

1. Identificar el problema
No es posible resolver ningún conflicto si antes no se ha identificado. Por eso, es importante estar en el día a día de la empresa y aprender a identificar los conflictos laborales en la empresa, tratando de escuchar a todas las partes involucradas y delegando esta responsabilidad en una persona que esté más cercana a ellos, si fuera necesario.
Por supuesto, es imprescindible no hacer oídos sordos a los problema, sean de la magnitud que sean. Incluso el conflicto más pequeño puede acabar enquistándose y generando una bola de nieve de la que sea más difícil salir.
2. ¿Quién ha ocasionado el conflicto?
Para resolver un conflicto laboral, es importante conocer a todas las partes involucradas para determinar si se trata de un problema aislado o si, por el contrario, hay alguien que ocasiona roces entre empleados de manera constante.
Este tipo de empleados más conflictivos requieren una gestión diferente, ya que es necesario atender este caso con mayor cuidado y tomar decisiones efectivas para acabar con esta actitud.
3. Ser imparcial ante el conflicto
Hay que evitar como mediador ponerse de parte de alguno de los involucrados, ya que esto solo servirá para aumentar el problema.
Como ocurre cuando un juez tiene que dirimir un caso o un árbitro tiene que sentar justicia en un partido de fútbol, la imparcialidad es un elemento necesario (aunque no suficiente) en cualquier situación en la que haya dos partes con diferentes intereses y puntos de vista.
4. Evitar que el conflicto surja
Aunque los conflictos pueden aparecer por diferentes causas, lo cierto es que todos ellos suelen tener orígenes comunes: malos entendidos entre empleados, falta de claridad en los procedimientos, situaciones personales que vengan de atrás, etc. Por eso, si de resolver un conflicto se trata, el primer paso es tratar de evitarlo en la medida de lo posible.
Para ello, es conveniente establecer un conjunto de reglas específicas que apliquen en cada caso: que todo quede por escrito, evitar que dos personas que tienen mala relación trabajen en equipo, clarificar en la medida de lo posible todos los procesos empresariales, etc. De este modo, habremos dado un primer paso para evitar que florezcan estos sentimientos.
5. Actuar de manera individual
Si el conflicto no se puede evitar, hay que reunir a las partes afectadas por separado y en privado. De este modo, tendremos la versión de las personas involucradas y podremos tener una visión mucho más realista de la situación.
Acto seguido, se recomienda poner en conocimiento de todos los integrantes del equipo de trabajo las decisiones que se han tomado para evitar que aparezcan nuevos conflictos. En cualquier caso, es importante informar a los causantes del conflicto de qué manera esta situación ha afectado a su desempeño profesional, con otros compañeros e incluso a los resultados de la empresa.
6. Apelar a la profesionalidad de todo el equipo
Los conflictos laborales no son un juego de niños en los que hay un bueno y uno o varios malos. Son problemas que rompen la armonía laboral, y que en los casos más extremos puede poner en riesgo la propia viabilidad de la empresa.
Por eso, el objetivo no es otro que recuperar cuanto antes el clima laboral anterior al conflicto, intentando que no se repita y promoviendo soluciones para que los empleados trabajen de la forma más cómoda posible.