Las pólizas de crédito son una de las herramientas financieras más populares para cualquier negocio. Pero también es uno de los menos entendidos por los emprendedores y pequeños empresarios. Como cualquier préstamo, si se utiliza correctamente nos puede ayudar a despegar nuestro negocio, pero existen riesgos que debemos conocer para que su coste no suponga un impacto demasiado elevado para la empresa. Vamos a ver las características de este tipo de financiación, alejada de un préstamo tradicional, y cómo sacarle el máximo partido en nuestra empresa.
¿Qué es una póliza de crédito?
Una póliza de crédito es un préstamo bancario que permite a una empresa tomar prestado temporalmente una cantidad de dinero preestablecida previamente por el banco. En este contrato, la entidad financiera nos facilita la posibilidad de recurrir a capital en cualquier momento, con un límite máximo. Al tratarse de un producto muy flexible, es utilizado normalmente para hacer frente a necesidades de liquidez y tesorería. Es ahí donde radica su principal diferencia con un préstamo tradicional, en el que tenemos un capital a devolver y una serie de pagos fijados. En la póliza de crédito podemos utilizar una parte, todo o nada de la póliza según nuestras necesidades.
¿Cómo funciona una póliza de crédito?
Las pólizas de crédito siempre van asociada a una cuenta bancaria en la entidad financiera que nos dé la póliza. Al hacerse de esta forma, cualquier gasto que supere nuestro saldo en la cuenta corriente serán pagados por nuestra póliza de crédito. Esto quiere decir que si nuestro saldo en la cuenta bancaria es de 3000 euros y tenemos un gasto de 4000 euros, los 1000 euros restantes saldrán de la póliza de crédito acordada con el banco. Esto hace que sea una herramienta flexible y sencilla de conseguir financiación.
¿Cuánto cuesta una póliza de crédito?
Las pólizas de crédito tienen un coste mayor que un préstamo bancario normal y es que los costes totales vendrán dados por una serie de variables concretas que hayamos contratado, por ejemplo el límite máximo de crédito, el vencimiento de la póliza y de la cantidad que hayamos utilizado. Los principales costes son los siguientes:
- Gastos de apertura de la póliza: dependiendo del límite máximo que queramos se nos cobrará una comisión de apertura que podrá variar entre el 0.2% y el 2%.
- Comisión de renovación: Si nuestra póliza de crédito llega a vencimiento, podemos optar por renovar el contrato. En este caso la comisión que pagaremos será similar a la de apertura.
- Tipo de interés de saldo utilizado: el tipo de interés que pagaremos por aquel dinero que efectivamente hayamos utilizado.
- Tipo de interés de saldo utilizado: el tipo de interés que pagaremos por el saldo que no hayamos utilizado de la póliza.
- Otros gastos: Además de estos podemos tener algunas comisiones extra, como por cancelar la póliza, o por exceder de los límites, así como de formalización del contrato.
¿Cuándo utilizar las pólizas de crédito?
La regla básica cuando nos planteemos utilizar una póliza de crédito en nuestro negocio es hacerlo únicamente para aquellas necesidades de liquidez que puedan surgir de forma temporal. Como los pagos de impuestos de aquellas facturas que aún no hemos cobrado.
El riesgo de hacer uso demasiado frecuentemente de este recurso o utilizarlo para acometer inversiones de inmovilizado, es que su coste será mayor que el de otro tipo de financiación y nuestra caja sufrirá. Recuerda que siempre debemos tratar de financiar las inversiones con fondos propios o en el caso de necesitar financiación externa, hacerlo con préstamos tradicionales, crowdlending u otro tipo de financiación estable. Para las necesidades puntuales, siempre es bueno tener a mano una póliza de crédito, utilizada de la forma correcta.