Definir y analizar los objetivos de la organización es una tarea fundamental para asegurarnos de que avanzamos en la dirección correcta. Seguro que has oído hablar de la importancia de contar con objetivos SMART (específicos, medibles, alcanzables, relevantes y a tiempo), pero… ¿sabes cómo puedes medir los objetivos de tu empresa? Vamos a conocer las pautas que deberíamos seguir no solo a la hora de fijar esos objetivos, sino las claves para medir el grado en que cumplimos nuestros objetivos y garantizamos el progreso.
¿Para qué sirve medir los objetivos?
Contar con objetivos nos permite orientar la toma de decisiones en función del resultado esperado y a nuestros colaboradores. También es una forma de medir el éxito, y ahí es donde radica la necesidad de medirlos. Las métricas nos permiten comprobar si estamos en el camino correcto para cumplir con esos objetivos. Medirlos nos permite saber en qué punto está la empresa en relación con la meta establecida. De este modo, podemos seguir el camino marcado o, si nos hemos desviado del mismo, reorientar la estrategia para alcanzarlo.
Cómo medir los objetivos de un proyecto
El primer paso para medir cualquier objetivo es encontrar las métricas o indicadores adecuados. Hay infinidad de indicadores, únicamente debes quedarte con aquellos que aportan información con un impacto real sobre el negocio. Para ello, es fundamental definir correctamente los objetivos de la empresa. Hay cuatro claves que no deberías perder de vista:
- Objetivos cuantificables. Los objetivos deben ser tangibles, que se puedan medir. “Aumentar las ventas” no es un objetivo cuantificable, “aumentar las ventas un 10%” sí que lo es.
- Objetivos específicos. En la mayoría de casos, tenemos un objetivo general, pero para conseguirlo hay que lograr antes una serie de objetivos específicos que nos ayudarán conquistar el éxito. Por ejemplo, para aumentar un 10% las ventas necesitaremos aumentar el tráfico a la web o blog, una mayor tasa de conversión, etc.
- Objetivos realistas. Otra de las claves a la hora de definir nuestros objetivos es ser consecuentes con nuestra capacidad y los recursos disponibles para alcanzarla. Por ejemplo, si tu web recibe 50 visitas diarias, no es realista plantearse llegar a las 5000 en dos meses. El hecho de establecer objetivos irreales desvirtúa el proceso, y puede provocar cierto desánimo en unos empleados que, pese a su esfuerzo, no ven cumplido su objetivo.
- Establecer un plazo. Nada como los plazos para centrarnos en un objetivo. Señala la fecha de inicio y de fin del objetivo para tener un aliciente más. Puedes establecer la fecha concreta (31 de octubre) o un plazo tipo “en el próximo trimestre”, “en 12 meses”, etc.
Fijar los KPIs en la definición de un objetivo
A la hora de establecer un objetivo, también hay que señalar cómo se medirá. Fijaremos los KPIs que se van a utilizar como indicador de éxito o fracaso. Ten en cuenta que cada departamento de la empresa cuenta con sus propios indicadores. Por eso, siempre es importante determinar quién se encargará de analizar los indicadores. Sobre todo, cuando la medición de objetivos queda en manos de diferentes miembros de la organización. Puedes utilizar tanto indicadores cuantitativos -parámetros, porcentajes- como cualitativos.
Ten en cuenta que los indicadores deben estar en constante revisión para poder realizar los ajustes, mejoras o cambios pertinentes. En este sentido, identificar los diferentes obstáculos con los que se puede tropezar se antoja fundamental a la hora de gestionar estos indicadores. Se dice que “lo que no se mide, no se puede controlar y, por tanto, no se puede mejorar”. Una máxima que deberíamos grabarnos a fuego cuando se trata de medir y analizar el cumplimiento de los objetivos que nos hemos marcado en la empresa.