El muestreo es una estrategia con la que las marcas pueden conocer a su público. De este modo, les será más fácil diseñar sus estrategias de marketing, reduciendo el margen de error y dándole los datos o la información que más les interesa sobre sus productos.
Vaya por delante que los usuarios ya conocían la existencia de la marca, pero utilizaban productos o servicios de la competencia. Con el muestreo se busca que estos usuarios se conviertan en clientes de la marca, y permite obtener los datos necesarios para atraer a este sector de la población. Para ello, hay varios tipos de muestro.

1. Muestreo estratificado
Hablamos del tipo de muestreo más preciso, que nos permite fijarnos exclusivamente en un sector de la población. Como su nombre indica, se estratifica el total seleccionado por características tan diferentes como la ubicación geográfica, cargas familiares o nivel socioeconónico. Con el muestreo se estudian por separado las características de cada grupo, que en todo momento se trata de forma independiente del resto.
2. Muestro por estructuración representativa
Aunque no afina tanto en la selección de los participantes en el muestreo como la anterior, se dice que es el tipo de muestreo más efectivo en un estudio de mercado. La razón la encontramos en el método de selección de los participantes en el muestreo: se eligen a partir del método probabilístico. De este modo, pasará por el muestreo una selección con los participantes más adecuados para aplicar un estudio en concreto.
3. Muestreo de zona o areolar
Si quieres saber si un producto funcionará en una zona geográfica concreta o introducirlo en ella, este es el tipo de muestreo adecuado. Se basa en una localización geográfica, de modo que, según el objetivo, podemos desarrollar el muestreo en un solo barrio, en una calle de la ciudad, en un pueblo o ciudad, en una provincia o comunidad, etc. Conviene no limitarnos exclusivamente a esa zona geográfica, ya que deberíamos abrir el muestreo a la participación de personas residentes en las zonas fronterizas a la selección principal, por ejemplo el área metropolitana de la ciudad elegida.
4. Muestreo aleatorio
Su nombre lo dice todo: hacemos una selección aleatoria de las personas que participarán en el muestreo, por ejemplo a través de un sorteo. El azar es el factor clave, ya que no hay ningún tipo de regla o directriz a seguir sobre las cualidades del público. Seguramente sea la modalidad más arriesgada de todas, ya que si el azar nos ofrece una mala selección estaremos malgastando recursos económicos, humanos y de tiempo.
5. Muestreo semialeatorio
Podríamos decir que es una mezcla de los tres primeros tipos de muestreo que hemos visto con el componente de aleatoriedad del cuarto. Tenemos un grupo con unas determinadas características, que pueden ser geográficas, socioeconómicas, profesionales, personales, etc., y a partir de ese total se hace una selección aleatoria que será la que participará en el muestreo. La gran diferencia entre el muestreo aleatorio y el semialeatorio es que en el primero los participantes son heterogéneos y en el semialeatorio nos aseguramos de que comparten al menos una característica que será la clave.
Aunque estos son los tipos de muestreo más efectivos, tenemos otras opciones que bien usadas nos pueden ser de gran ayuda, aunque tienen el hándicap de que perdemos su control. Por ejemplo:
- Con el muestreo bola de nieve necesitamos que el boca a boca entre usuarios funcione muy bien.
- El muestreo por conveniencia consiste en tirar de los individuos que mejor nos vengan, lo que están más cerca.
- En el muestreo discrecional elegimos directamente a los individuos;
Pero en ninguno de los tres casos tenemos la garantía de obtener unos resultados fiables, y el margen de error es mayor.