A menudo, asociamos la figura del emprendedor con una del joven. Sin embargo, este perfil puede encontrarse con dificultades adicionales a las de los emprendedores más veteranos. La falta de experiencia o de contactos, las dificultades para acceder a financiación o el desconocimiento del propio sector pueden complicar el éxito de los jóvenes emprendedores. También es cierto que los emprendedores jóvenes acostumbran a tener más energía y entusiasmo, pero con la voluntad no vale. Hay que tener las cosas claras y procurar no dar ningún paso en falso. Para ello, en Emprendepyme te proporcionamos un manual práctico para emprender siendo joven y tener éxito en cada paso del camino.
Pasos para ser un joven emprendedor de éxito
Antes de nada, conviene destacar que no todo el mundo está preparado para el emprendimiento. Hay tres características fundamentales en el joven emprendedor: pasión, iniciativa y motivación. Si los tienes, puedes establecerte por tu cuenta y sacar adelante tu negocio.
En caso contrario, deberías plantearte si merece la pena correr los riesgos de emprender o es mejor trabajar por cuenta ajena. Otro aspecto fundamental antes de dar ningún paso es conocer a fondo el sector donde vas a emprender. Si cumples con ambas premisas, estos son los pasos que deberías seguir:
- Análisis del mercado: es el primer paso para dar forma a tu idea de negocio. Conocer el entorno donde operarás, la oferta y demanda te ayudará a afrontar problemas, lanzar el negocio o evitar que aparezcan inconvenientes.
- Estudio de la competencia: dentro del estudio de mercado se incluye el análisis de la competencia para saber qué hacen tus competidores. Te ayudará a identificar y definir el análisis DAFO, tus fortalezas, debilidades, qué oportunidades de negocio hay o cuál puede ser tu rasgo identificativo.
- Plan de negocio: llegados a este punto, podemos plantear nuestro plan de negocio. Explica cuál es tu idea, cómo surgió, el factor diferencial o cómo la desarrollarás. Debe ser preciso y realista. No hay que exagerar las cifras, por mucho que quieras convencer a posibles inversores.
- Financiación: si el plan de negocio es bueno, tendrás más fácil el acceso a préstamos, subvenciones o inversores privados. Eso sí, hay que analizar las posibilidades que nos ofrecen y las condiciones de endeudamiento. Reducir los gastos al máximo, controlar la tesorería y evitar el desfase entre los periodos de pago y cobro será fundamental.
- Estructura legal: otro de los pasos clave para triunfar es dotar a tu proyecto de la estructura legal que mejor se adapte. Existen múltiples tipos de empresas, autónomo, sociedad, propietario único, socios, sociedad de responsabilidad limitada, SA… Las opciones son muchas, todo depende de lo que necesitéis.
- Aprende a vender: debes ser capaz de vender tanto tu negocio a los posibles socios o inversores como el producto o servicio que ofreces a tus clientes o potenciales clientes.
- Invertir: la empresa debe progresar. Por eso, es importante invertir en mejorar el negocio y que crezca. No hay que invertir solo en capital, también en mejorar las instalaciones, formar a los trabajadores o reciclarnos nosotros mismos, etc.
- Cuidar la reputación emprendedora: tu imagen como joven emprendedor depende de tus acciones, así aprende a gestionar el éxito con humildad. Si eres capaz de cuidar tu reputación como emprendedor, ofrecerás confianza a los potenciales clientes. Una buena trayectoria es sinónimo de calidad.
- Cuidar a los clientes: a medida que aumenta nuestra cartera de clientes, nos costará más mantener el nivel de atención. Sin embargo, hay que hacer el esfuerzo por conservar a los clientes. Sin ellos, no hay negocio. Además, pueden ser nuestros mejores embajadores. Hay que hacer que se sientan cómodos, ofrecerles soluciones a sus necesidades y cubrir sus demandas.
Siguiendo estos pasos para emprender siendo joven, estarás más cerca del éxito. No olvides que el emprendimiento es un proceso continuo. A medida que crezca el negocio, irás aprendiendo nuevas cosas, descubrirás errores, serás capaz de subsanarlos, etc. Recuerda analizar periódicamente el estado de las finanzas para evitar problemas en el flujo de caja que puedan poner el negocio en peligro.