En su día empezamos con la Investigación y Desarrollo (I+D), pero no tardó en sumarse una tercera letra la ecuación, la i de innovación, dando paso al departamento de I+D+i. Su trabajo es vital para que la empresa pueda ser competitiva y sobreviva en el salvaje mercado, pero es innegable que a la hora de apretarse en cinturón el departamento de I+D+i es de los primeros en sufrir recortes. Una decisión que puede resultar contraproducente si nos fijamos en las funciones que desempeñan los trabajadores de este departamento.
Investigación y desarrollo
Para comprender las funciones del departamento de I+D+i hay que empezar hablando de procesos de investigación y desarrollo. Todo comienza con la investigación básica, los estudios, trabajos y análisis originales destinados a la obtención de nuevos conocimientos científicos. A partir del análisis de propiedades, estructuras y relaciones se pasa a la investigación aplicada, cuyos resultados se pueden patentar de cara a una nueva explotación comercial. Así, una de las primeras funciones de este departamento es la búsqueda de nuevos productos o servicios que se puedan vender.
Aquí podemos incluir el desarrollo tecnológico, es decir, la aplicación de los conocimientos que se han adquirido en la investigación aplicada para producir nuevos materiales, mejores los procedimientos o servicios, etc. La empresa cuenta con el know-how o saber hacer, así que puede desarrollar prototipos o plantas piloto, y si los resultados de estas pruebas son positivos llega la hora de invertir de verdad en ello para aumentar la producción y lanzarlo al mercado. Es el turno de la innovación.
La función innovadora
Realmente, la función de innovación no es diferente a la de otros departamentos de la empresa, ya que se trata de tomar las medidas necesarias para que la empresa obtenga el mayor beneficio posible con la venta de cada unidad. Así, este departamento tendrá que esforzarse en aumentar la rentabilidad de los productos o servicios, innovando para reducir el coste o los tiempos del proceso de producción, la mano de obra y los recursos materiales y técnicos que se utilizan, etc.
La innovación es otra forma de reforzar la reputación de la empresa. A medida que adoptamos nuevas e innovadoras formas de trabajar, logramos una publicidad muy positiva para la marca que nos permite destacar por encima de la competencia. Una mejora en la reputación corporativa que puede ser un elemento diferenciador tanto de cara al cliente como a la hora de atraer talento hacia la empresa. Los mejores trabajadores preferirán trabajar en una empresa innovadora y moderna que en una que sigue anclada en el pasado.
Un departamento estratégico
Como decíamos antes, el departamento de I+D+i es de los primeros en sufrir recortes cuando llegan los problemas económicos. Sin embargo, esa decisión puede ser pan para hoy y hambre para mañana ya que si el departamento de I+D+i no cuenta con los recursos económicos y humanos que necesita para llevar a cabo sus investigaciones la empresa se arriesga a perder la ventaja competitiva que tenía frente a la competencia. Si nuestros rivales apuestan por el I+D+i y nosotros lo dejamos en standby, perderemos un terreno que cuando nos demos cuenta será muy difícil de recuperar.
Otro aspecto a tener en cuenta es que apostar por el I+D+i puede tener beneficios inesperados para la empresa. Más allá de la reducción de costes de la que antes hablábamos, puede ser una forma más de mejorar la calidad de la oferta o de llegar antes al mercado. De hecho, nos permite conocer el mercado desde un punto de vista diferente al que aportan los estudios de mercado, una perspectiva más a largo plazo que no aplicaremos de inmediato pero que nos será de gran utilidad en el futuro, pudiendo anticiparnos a determinadas situaciones.