Gestionar los turnos de las jornadas de trabajo es un enorme reto, que está lleno de condicionantes que dificultan aún más la tarea. Por una parte, nos encontramos con requisitos legales como el tiempo de descanso mínimo entre turnos que hay que respetar o la imposibilidad de repetir turnos nocturnos más de dos semanas seguidas. Por otra parte, los condicionantes de cada trabajador pueden aumentar un plus de dificultad a la confección de los turnos. A continuación, vamos a ver una serie de trucos para una buena gestión de los turnos de trabajo.
Dominar los aspectos legales
Entre el artículo 36 del Estatuto de los Trabajadores y el convenio colectivo del sector se detallan los diferentes requisitos legales que deben cumplir los turnos, y es lo primero que debemos dominar si no queremos que nuestro trabajo sea baladí. Hay que respetar los tiempos de descanso, además de dejar para el turno de noche solo las tareas imprescindibles. El convenio también puede indicar si tenemos un cuadrante semanal, mensual, bimensual, trimestral o anual y el tipo de jornada que se sigue.
Así, podemos tener una jornada continua (turnos de mañana, tarde y noche los 7 días de la semana) o discontinua, con turnos de mañana y tarde descansando el fin de semana. Otra opción sería el semicontinuo: tres turnos de producción pero descansando siempre los domingos. Por salud, hay que evitar que el turno de mañana empiece antes de las 6 y el de noche después de las 23:00. Lo ideal sería repetir el ciclo cada dos o tres días, evitando que se altere el ritmo circadiano de los trabajadores, aunque dificulte la conciliación. Por eso suelen utilizarse turnos semanales.
Conocer a los trabajadores
Es una doble ventaja, ya que nos permite conocer a la persona más indicada para cada tarea a la vez que podemos compensar las carencias de unos trabajadores con las fortalezas de otros en el mismo turno. Siempre es interesante contar con una base de datos de trabajadores que incluya sus habilidades y certificaciones, además de otra información que pueda afectar a la distribución de turnos como restricciones de horarios u horas extra, turnos que prefieren, etc. Siempre que puedas, trata de concederles sus turnos preferidos.
Haz un proceso de adjudicación de turnos público
Nada mejor para evitar suspicacias entre los trabajadores que la transparencia. Ofrece a todos los trabajadores la posibilidad de indicar sus horarios o turnos de trabajo preferentes, y a partir de ahí podrás ubicar de modo más o menos fácil a cada trabajador en su turno preferido, siempre en busca del mejor beneficio. Para ello contamos con calendarios, formularios o incluso herramientas específicas para facilitar la gestión.
Una vez terminado este proceso, llega la hora de repartir los diferentes turnos de trabajo entre los empleados, tratando de respetar siempre los turnos solicitados. A la hora de adjudicarlos, te puedes guiar por criterios como la antigüedad, los equipos de trabajo, etc. Cuando tengas listo el calendario de turnos, compártelo cuanto antes con los trabajadores y asegúrate de que lo reciben. También puedes aprovechar para explicar a aquellos que han salido perjudicados del reparto a qué se debe una situación que quizá sea injusta, pero es necesaria para cuadrar los turnos.
Prepárate para lo peor
Dicho así suena tremendista, pero hay que tener plan B, C y D por si algo falla. Hay que ajustar los turnos a la previsión de mano de obra necesaria, pero nos podemos encontrar con momentos con más demanda en lo que haya que reforzar los turnos o escenarios con poco trabajo, donde no haga falta tanto trabajo. Prepárate para cubrir esos escenarios, además de posibles bajas o ausencias, y establece unas reglas claras para los cambios de turno.