A nadie le gusta que un producto fracase, aunque a lo largo de nuestra aventura empresarial tendremos productos que son todo un éxito y también otros que no cumplen con las expectativas. Llegados a ese punto, ¿qué podemos hacer con los productos no rentables de nuestra empresa? Han supuesto un gasto, y hay que tratar de reducir los costes de los productos no rentables para minimizar el impacto negativo que tienen. Hablamos de decisiones difíciles, pero necesarias para ahorrar en la empresa y asegurar la viabilidad económica de la empresa.
¿Qué hacer con los productos menos rentables de tu negocio?
Cuando ves que un producto es rentable, debes analizar y actuar con rapidez para intentar solucionar el problema. Aquí te mostramos cómo debes actuar en esta situación.
¿Ha empezado el declive del producto?
En primer lugar, hay que determinar si la falta de rentabilidad de ese producto es fruto de una caída puntual de sus ventas o porque ha entrado en declive, y hay que tratar de retirarlo cuanto antes. Aquí es indispensable contar con un buen departamento de marketing que se encargue de analizar la situación de mercado, las posibles novedades de la competencia, etc. Antes de tomar una decisión hay que valorar el tiempo que lleva ese producto en el mercado y si se han aprovechado todas las opciones de mercado que tiene o todavía quedan puntos por explorar.
Actuar a la mayor brevedad posible
Un error muy común es aplicar esa máxima de “vamos a esperar un poco más, a ver si la situación se arregla sola”. No pasará. Si un producto o servicio no es rentable es porque algo falla, y cuanto antes actúes menor será la sangría económica que suponga. Esperar a ver cómo fluyen las cosas y confiar en que de repente pegue un subidón y se convierta en un éxito es una decisión muy arriesgada que puede tener consecuencias dramáticas.
Para lanzar ese producto ha sido necesaria una importante inversión en investigaciones y estudios de mercado, I+D, desarrollo del producto, campañas de marketing, etc. Una inversión que esperamos recuperar con las ventas del producto, pero si este no despega y no es rentable la factura no dejará de crecer. Puedes hacer nuevos estudios, renovar las campañas de publicidad, etc., pero deberías preguntarte si es preferible seguir invirtiendo en un producto no rentable o centrarte en los que sí son rentables. La respuesta a la pregunta parece bastante evidente.
¿Puedo reducir los costes de producción?
Hay situaciones en las que un producto no es rentable pero sí que tiene un nicho donde es bastante bien acogido. No compensa los costes del producto, pero sí que podemos centrarnos en explotar ese segmento del mercado donde el producto no rentable es exitoso siempre que podemos reducir los costes de producción. Si puedes producir el mismo producto o servicio, en menor cantidad, y más barato enfocándote en ese público en concreto será más fácil recuperar la inversión y reducir los costes de ese producto.
Eliminar el producto del catálogo
Seguramente sea la decisión más complicada, ya que como hemos visto el lanzamiento de un producto implica una inversión que queremos recuperar pero no podemos seguir produciendo algo a sabiendas de que no lo vamos a vender. Una vez parada la producción, puedes tratar de colocar el stock que te quede hasta agotarlo, de forma que puedas recuperar parte de lo invertido. Difícilmente recuperarás toda la inversión, pero es una forma de minimizar pérdidas.
Si una vez eliminado el producto de nuestro catálogo vemos que sigue siendo imposible deshacernos del stock que tenemos, tenemos dos alternativas: donarlo o destruirlo. Cada empresa es un mundo, y según los productos que ofrezcas será preferible hacer una u otra acción, lo que también te permitirá liberar espacio en el almacén, además de eliminar gastos de conservación o mantenimiento. Una vez eliminado, hay que analizar dónde ha estado el fallo y como se puede evitar que la situación se repita en el futuro.