Una de las principales ventajas de pertenecer a una cadena de franquicias es poder contar con una imagen de marca fuerte y consolidada, conseguida con una gran inversión y esfuerzo por parte del franquiciador a lo largo de su años de experiencia.
La imagen de la franquicia
Mantener la imagen de calidad que ha conseguido y consolidado cualquier franquicia es el trabajo de todos los miembros de la cadena: constituye una misión importantísima que todos los miembros integrantes de la red la cuiden y mantengan. Es vital considerar que la mala imagen que pueda transmitir uno de ellos repercutirá negativamente en el resto de los componentes y miembros de la cadena.
Por ello, el trabajar por la imagen, el logotipo y la decoración se hace algo esencial. Ésta es la primera impresión que se lleva un cliente y ello hace que la imagen percibida, sea el primero de los argumentos a valorar por el posible cliente a la hora de volver por segunda vez y, en definitiva, poder hacerse un cliente fiel de la Franquicia.
Es por esto, que el franquiciado deberá poner todo su empeño en respetar las normas de adecuación propuestas por la central, manteniendo, en todo momento, la imagen en total consonancia con la enseña.