Cómo planificar mejor las compras y gastos para fomentar el ahorro

Paula García

Planifica tus gastos y controla el ahorro

Uno de los principales propósitos de cualquier familia o empresa suele ser el ahorro, ya sea para contar con un colchón económico para el futuro o para tener el dinero necesario a la hora de invertir en la compra de determinados bienes.

Sea cuál sea la razón para ahorrar, es importante conocer una serie de pautas aconsejadas por expertos con el fin de conseguir un mayor ahorro de dinero sin tener que recortar en los gastos importantes. Para ello, el primer paso es planificar, de manera mensual, las compras básicas que se deben hacer, así como determinar los gastos fijos.

Entre los principales consejos, los expertos recomiendan algunos trucos como elaborar un presupuesto mensual, clasificar los distintos tipos de gastos o adquirir una tarjeta de crédito exclusivamente para las compras, como esta, con una cantidad de dinero a gastar previamente establecida. De este modo, podrás calcular y delimitar el gasto mensual.

Planificación mensual de gastos: pasos a seguir para organizarse

Pero, para ahorrar, es necesario empezar por el principio. El primer paso será analizar la situación actual y establecer una planificación mensual de los gastos.

1. Ingresos netos

Lo primero que deberás hacer es calcular los ingresos netos recibidos de manera habitual. Esto es, el salario de cada miembro de la unidad familiar o los ingresos una vez han sido descontados los impuestos y seguros sociales.

2. Gastos fijos

A continuación, hay que identificar los gastos fijos mensuales. Es decir, aquellos que se hacen de forma periódica, mes a mes. En este grupo, se deben incluir elementos como el alquiler, las facturas de los suministros de agua, luz, gas e Internet, así como las cuotas de seguros, transporte y gastos similares.

3. Gastos variables

También resulta necesario hacer una estimación aproximada de los gastos básicos que pueden ser variables en función del mes. Es el caso de la compra de alimentos o el gasto en combustible.

4. Gastos secundarios

Otros gastos que se deben analizar, aunque parece que tengan menor importancia, son aquellos que se pueden catalogar como gastos de ocio: salidas a comer y cenar, compra de ropa y otros artículos, etc. Este tipo de gastos no serán iguales todos los meses, así que es necesario analizar varios periodos con el objetivo de establecer una cantidad aproximada.

5. Total de ingresos y gastos

Por último, se debe calcular el total de gastos y restárselo a los ingresos. De este modo, se podrá analizar cuánto dinero se puede ahorrar al mes y planificar qué hacer exactamente con él. Algunas de las opciones pueden ser ingresarlo en una cuenta de ahorro o invertirlo en un plan de pensiones, por ejemplo.

Con este análisis, podrás establecer el estilo de ahorrador que tiene una persona, así como el patrón financiero actual. Esto ayudará a establecer la pauta a seguir y ponerla en práctica de forma sencilla. Toda esta aplicación se realizaba, de forma tradicional, a mano. Sin embargo, ahora se puede disfrutar de aplicaciones móviles y para ordenador que pueden ayudar a planificar y organizar todos los gastos.

La finalidad de todo ello es establecer un presupuesto mensual y así dividirlo en gastos fijos, gastos extraordinarios, ahorro (la cantidad destinada al ahorro se aconseja separarla al principio para evitar que sea gastada) y un colchón para los gastos imprevistos.




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¡Cuidado con los gastos hormiga!

Una vez realizado este primer estudio de ingresos y gastos, es posible analizar aquellas compras que no son necesarios y se pueden evitar. También, ayuda a conocer cuáles son los denominados gastos hormiga. Es decir, un bajo importe de gastos que, acumulados a final de mes, se convierten en un gran desembolso.

Los gastos hormiga más clásicos son las comidas fuera de casa, las compras impulsivas, las adquisiciones de artículos no necesarios en rebajas o la compra de productos de marca. Del mismo modo, encontramos los gastos excesivos en las tarifas de los suministros del hogar, las cuotas de seguros elevadas por cláusulas innecesarias o las suscripciones no básicas.

Una vez identificados estos gastos hormiga, es necesario decidir cuáles se pueden eliminar y cómo hacerlo de manera escalonada. No se aconseja quitarlos todos de golpe, porque a la larga se volvería a caer en el mismo problema. Otro truco para controlar los gastos es dividirlos en dos grupos: los necesarios y los “caprichos”.

Para ello, contar con una tarjeta de crédito diferente para cada una de ellas y establecer un límite de gasto en función del presupuesto definido puede ayudar a controlar de forma más efectiva cada gasto. De esta manera, se evitará excederse de la cuantía fijada.

Pueden parecer muchos pasos en un primer momento, pero es cuestión de organizarse e instaurar el hábito de ahorrar. Cuanto más tiempo pase, más fácil será equilibrar los gastos y así el margen de maniobra será superior.

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