Recortar y agilizar plazos y procesos es el objetivo de muchas empresas, que de esta forma buscan ofrecer a sus clientes un servicio mucho más rápido y eficaz. Reduciendo el tiempo en que tarda en producirse un encargo el cliente estará más satisfecho y el servicio será mejor. Además, podremos ahorrar recursos materiales y temporales que podemos dedicar a otros proyectos. Y aquí es donde entra en escena el lean manufacturing, una filosofía de trabajo y gestión empresarial con la que mejorar los sistemas de producción.
Imagen: Olivier Le Moal || Shutterstock
¿En qué consiste el lean manufacturing?
Podemos traducir el lean manufacturing como producción ajustada -es el nombre más común que se le da en español-, producción limpia o producción sin desperdicios; y no deja de ser esa filosofía de trabajo que pretende mejorar y optimizar servicios eliminando los desperdicios. El objetivo final no puede ser otro que dar un cambio radical a la forma de trabajar de la compañía, es producir una transformación duradera y sostenible en sus procesos de producción para ofrecer un valor añadido al cliente.
Cuando hablamos de desperdicios nos referimos a los procesos donde se invierten más recursos de los que son realmente necesarios. En general, se habla de 8 desperdicios: sobreproducción, tiempo de espera, transporte, exceso de procedimientos, inventario, movimientos, defectos y no utilizar la creatividad de la gente. Entre los principios de la producción ajustada están ofrecer un producto de calidad a la primera, eliminar actividades sin valor añadido para optimizar recursos, buscar una mejora continua u ofrecer el producto solicitado por el cliente y no empujarlo a este a comprarlo.
¿Cómo implantar el lean manufacturing paso a paso?
Si has decidido implementar la producción ajustada en tu empresa deberías saber que el lean manufacturing precisa conciliar efectividad, eficiencia e innovación. Por efectividad entendemos que el resultado satisface las expectativas del cliente; por eficiencia, que utilizamos los recursos que tenemos disponibles de forma adecuada, eliminando todo aquello que no aportará ningún valor añadido a la experiencia del cliente; y por innovación nos encontramos con que todos los procesos se revisan para mejorar de forma constante.
Como cualquier cambio en la empresa, la adopción del lean manufacturing debe ser un proceso estudiado y acordado por dirección y empleados, o está llamado al fracaso. Se aplicará poco a poco en un proceso sin vuelta atrás y que empieza con la definición de la situación actual -búsqueda de oportunidades- y determinación de los objetivos que se alcanzarán con esta nueva filosofía. En este sentido, no es mala idea iniciar una fase piloto en un área concreta de la empresa y luego extenderla.
Esta área experimental se puede decidir en la siguiente fase, la realización del esquema del plan de mejora, un esbozo de las líneas maestras de la nueva filosofía empresarial. A continuación llega el momento en que se despliega ese plan de acción, siempre a partir de los principios que hemos visto antes. El siguiente paso será determinar si ha habido mejoras o no (se reducen los desperdicios, los procesos de producción se estabilizan mejorando la efectividad y calidad, los lotes de producción se reducen al mínimo) y, si es así, estandarizar las medidas tomadas.
Llegados a este punto, solo nos quedará medir los resultados y seguir mejorando nuestros procesos. Recuerda que uno de los elementos básicos de la producción ajustada es la innovación, así que los procesos de lean manufacturing nunca acaban: en todo momento hay que seguir apostando por ella en busca de nuevos procesos o mecanismos que nos permitan optimizar todavía más los procesos de producción y el rendimiento de los trabajadores de la empresa. Solo así habrás logrado implementar por completo el lean manufacturing en la empresa.
Ahora que ya conoces el lean manufacturing, deberás saber que es la base de la metodología Lean Startup, un modelo para las creación de nuevas empresas utilizado por la gran mayoría de emprendedores de éxito.