Muchas veces no tenemos claro el papel de cada miembro del organigrama de una empresa o de un departamento, y confundimos los papeles de director, gerente y encargado. Los tres son perfiles con una alta responsabilidad dentro de la empresa, pero para que la cosa funcione es imprescindible que los tres tengan claras cuáles son sus funciones y no asuman -ni quieran asumir- las funciones del otro. Eso sí, no todas las empresas cuentan con los tres perfiles ya que por su tamaño no se necesita contar con ellos.
El director
Aunque hay matices según el tipo de director del que hablemos, este perfil está por encima del resto. Podemos diferenciar entre director ejecutivo y general. El director ejecutivo o CEO será el estratega de la empresa, el responsable de crear la imagen de la compañía, decidir el tipo de gestión que se hace o cómo operará. Está acompañado de una serie de ejecutivos, entre ellos los gerentes; y en empresas pequeñas puede asumir alguna de las funciones del gerente. Su objetivo es que la firma complete sus objetivos financieros.

Por su parte, el director general comparte algunas tareas con el director ejecutivo, haciendo incluso de portavoz de sus órdenes, pero tiene un rol más activo en el día a día de la empresa. Es el responsable de reportar las diferentes actividades y compromisos ante la junta directiva de la compañía y será el responsable del desarrollo del presupuesto anual de la empresa. Por eso es tan importante que esté bien coordinado con el director ejecutivo, ya que según las decisiones adoptadas la empresa tomará una u otra dirección. Cuando hablamos de un CEO existen varias áreas en las que formarse como la de liderazgo, motivación o productividad.
El gerente
Los gerentes están un peldaño por debajo de los directores, y entre sus funciones más importantes están trazar estrategias que sigan la línea marcada por la dirección de la empresa y asegurarse de que el resto de trabajadores cumplen con estas directrices establecidas por los máximos responsables de la compañía. Están mucho más involucrados en el día a día de la empresa, ya que además de supervisar que se cumplen los objetivos deben hacer informes sobre gestión o propuestas a la dirección de la empresa.
Precisamente esa es la gran diferencia entre directores y gerentes: el gerente está mucho más involucrado en trabajo diario de la compañía, tiene un mayor contacto con los trabajadores y conoce de primera mano la situación de la empresa. Al estar un peldaño por debajo, los gerentes deben rendir cuentas se su actividad a los directores a través de los análisis e informes de los que hemos hablado. Serían los responsables de asegurarse de que los encargados y trabajadores trabajan según las indicaciones de los superiores.
El encargado
En un tercer escalón nos encontraríamos con el encargado, jefe o coordinador, responsable de la coordinación de los trabajadores de base. Tiene un mayor contacto con ellos que el gerente, aunque en las empresas más pequeñas es habitual que los papeles de gerente y encargado los asuma la misma persona. Aunque tienen cierta responsabilidad sobre la consecución o no de los objetivos, el encargado no suele tener poder de decisión en la empresa, un poder que queda en manos de los perfiles superiores.
Es muy importante tener claras las diferencias entre director, gerente y encargado en el organigrama de la empresa, ya que un error habitual es ofrecer uno de estos roles a una persona con un perfil que se ajusta más a otro. Si te equivocas en la jerarquía de los puestos que designas es fácil que el perfil elegido para desempeñar un cargo inferior al que debería se sienta frustrado, pero también puede ser que sienta que no está a la altura. La propia empresa se resentirá al no contar con los mandos adecuados.