Una relación laboral sería aquella entre un trabajador y su empleador, ya sea una persona física o jurídica. Sin embargo, esto no es suficiente para que se desarrolle una relación laboral ya que estas están sujetas a una serie de condiciones. La primera y más importante de todas para el bienestar laboral es la retribución. Una relación laboral debe estar retribuida, si no hay un salario no puede haber contrato laboral de modo que la relación no existe. También es dependiente, ya que el empleador tiene el poder y el trabajador depende de su jefe.
Conviene destacar que hablamos de relaciones personales. El trabajo lo debe desarrollar una persona natural, no se puede sustituir a un trabajador por otro en una relación laboral. Esto explica por qué es necesario que el Estado intervenga en esta relación como defensor de la personalidad, dignidad y libertad del trabajador.
Por último hay que destacar la voluntariedad y la ajenidad de la relación, entendiendo como tal que el trabajador es ajeno a los riesgos, frutos y utilidad patrimonial del resultado de su trabajo.
A partir de estos principios, se pueden establecer unas relaciones laborales que dependen de varios factores:
1. Según la duración del contrato
Una de las más fáciles de entender es la relación laboral según el tiempo de duración, que se dividen en determinadas e indeterminadas. La diferencia está en el contrato, ya que en el primer caso encontramos fecha de finalización y en el segundo no. Eso sí, el hecho de tener una relación laboral por tiempo indeterminado no implica que el empleador no pueda finalizarla cuando lo crea oportuno, siempre bajo compensación económica.
2. Según la extensión de la jornada laboral
En el contrato de trabajo también figura la extensión de la jornada laboral, una forma más de definir las relaciones laborales. Es más, desde que se inicia la relación entre el trabajador y el empleador se debería definir el horario en que el trabajador debe cumplir con sus obligaciones laborales. Solo si en el contrato está perfectamente definida esta relación laboral, nos aseguramos de que no aparecen conflictos respecto al horario por ninguna de las dos partes, y es más fácil el control y seguimiento de las horas extra.
3. Según el carácter del empleador
Las relaciones laborales también se pueden dar según el carácter del empleador. Aquí nos podemos encontrar desde el jefe inmediato, en el caso de las pequeñas y la mayoría de las medianas empresas o con una relación laboral donde un empleado de a pie difícilmente conocerá al máximo responsable de la empresa, como pasa en las multinacionales.
Otro aspecto a tener en cuenta es la forma de contratar la relación laboral: hay algunas que funcionan por contrato y otras por nombramiento, lo que también influye en la relación.
4. Según el lugar de trabajo
Hay muchas formas de definir las relaciones laborales a partir de los diferentes factores que influyen en ellas, y una de ellas es según el lugar de trabajo. Así, según el espacio físico donde el trabajador lleve a cabo su tarea podemos hablar de una relación en la sede principal de la empresa, en una filial o delegación o incluso de una relación de teletrabajo, donde el empleado trabaja desde su casa aprovechando los avances tecnológicos.
Otras consideraciones importantes
No olvides que para que cualquiera de estas relaciones laborales sea válida, el empleado debe ofrecer sus servicios a cambio de una remuneración para una empresa. Los resultados y productos se generan a través del trabajo del empleador, que será el responsable de ofrecer al trabajador la remuneración estipulada en el contrato a cambio de su trabajo, nunca a cambio de los productos o servicios. Lo que hacen las relaciones laborales es marcar las líneas rojas entre los derechos y obligaciones de ambas partes.