Que el marketing está orientado a la obtención de resultados es algo tan obvio como que la Tierra es redonda, pero el performance marketing es un tipo de marketing orientado a los resultados a corto plazo. Por norma general, las estrategias de marketing tienen como objetivo hacer crecer el nombre de la marca, a la vez que se venden productos, algo que puede ser a medio y largo plazo. También se buscan resultados, pero en el performance marketing el objetivo es inmediato, reorientando la inversión a las acciones más efectivas.
¿Cómo funciona el performance marketing?
La principal característica del performance marketing es que el anunciante solo paga según los resultados obtenidos. Al empezar el proyecto, empresa y anunciante fijan unos objetivos y solo se cobrará si se cumplen. Paralelamente a este objetivo central, se pueden establecer otros pluses si la campaña alcanza otros objetivos complementarios al principal. El objetivo de este método es un mayor esfuerzo a la hora de buscar una respuesta del consumidor, por lo que tendremos que recoger de forma eficaz la información sobre las actuaciones de los usuarios.

Queda claro que el objetivo del performance marketing son las conversiones. Aquí nos podemos encontrar desde un simple like a una publicación en una red social a la realización de una compra, la suscripción a nuestra newsletter o el registro en la página web. Son conversiones que se pueden medir fácilmente, indicándonos si nos acercamos al objetivo o no y, por tanto, al pago de la campaña o al impago. Gracias a este tipo de campañas, el anunciante se asegura de que obtiene beneficios con la campaña que ha desarrollado.
La importancia del performance marketing
La respuesta es simple: el performance marketing nos ofrece una mayor optimización de nuestras campañas de marketing. La clave de esta modalidad está en la medición, y una buena medición hará que optimicemos mejor la campaña. Cuando hemos descubierto qué acciones tienen mejor resultado y cuáles son poco efectivas, es lógico potenciar las primeras y reducir la inversión o directamente descartar las segundas. Además, tenemos resultados en tiempo real que nos ofrecen un mayor control sobre la publicidad de nuestra marca.
Precisamente otro de los puntos fuertes del performance marketing es la facilidad para medir el ROI de las acciones. Los medidores tradicionales son inexactos, ya que el CPM solo permite saber cuántas veces se ha mostrado un anuncio -pero no cuántas personas lo han visto- y el CPC revela cuántas personas llegan a la web a través del anuncio, pero no qué hacen después. Sin embargo, a través de cookies y píxeles podemos saber qué hacer el usuario en la web, ofreciéndonos una mejor medición del ROI de nuestras acciones. Se estima que cada euro invertido devuelve 10€.
El performance marketing también nos ayuda a suprimir los costes de oportunidad. A la hora de ofrecer tu publicidad, sabes de antemano los resultados que obtendrás con ese presupuesto. El riesgo prácticamente desaparece, ya que si no obtenemos los resultados esperados, no pagaremos la campaña. Con esta información es mucho más fácil calcular el coste aproximado de campaña y administrar de forma más eficiente el presupuesto que tenemos asignado a la publicidad digital.
Realmente, el performance marketing es la evolución del marketing tradicional orientada a un resultado inmediato. Nos permitirá mejorar las métricas de negocio directo como leads, ROI o la obtención de nuevos clientes a corto plazo, y a diferencia de lo que pasa con otras estrategias como el marketing tradicional, los números mandan sobre las opiniones: la mejor campaña es la que da un mejor resultado, por muy cualificadas que sean las opiniones que nos dan al respecto.