Decía Steve Jobs que “no tiene sentido contratar personas inteligentes para después decirles qué hacer”. Un mantra que podemos aplicar a los equipos autodirigidos. De nada nos sirve contar con un reguero de talento en la organización si lo encorsetamos y no puede fluir. Una de las claves del éxito de la empresa puede ser crear líderes mediante los equipos autodirigidos, aunque pueda sonar a paradoja.
Qué es un equipo de trabajo autodirigido
Los equipos autodirigidos son aquellos que trabajan en un proyecto asignado por la dirección con total independencia y libertad a la hora de tomar decisiones o desarrollar las tareas que implica. En este tipo de equipos no hay un único líder, sino que el liderato es conjunto pues acostumbran a contar con personas de diferentes perfiles. Si queremos que funcionen correctamente, debe cumplir con cuatro premisas:
- Aprendizaje: los miembros de los equipos autodirigidos están en un proceso de aprendizaje continuo para mejorar el trabajo en equipo y sus procesos de trabajo y sus roles de equipo. De este modo, alcanzarán las soluciones adecuadas y el éxito en cada proyecto donde se implican.
- Confianza: es fundamental en la gestión de equipos confiar en sí mismos y en el resto a la hora de tomar decisiones, por muy complicadas que estas sean. Solo confiando en los demás podremos repartir responsabilidades de forma eficiente, facilitando el flujo de trabajo.
- Comunicación: si queremos que los equipos autodirigidos sean eficientes, la comunicación interna juega un rol fundamental. Si es así, la información fluirá de forma clara y precisa entre los miembros, facilitando la resolución de problemas. No hay lugar para las individualidades.
- Autonomía: la dirección de la empresa debe creer en los equipos autodirigidos y darles una total autonomía. Obviamente, tienen que comunicar la evolución del trabajo a la dirección o gerencia, pero esta no influirá en el desempeño del equipo.
Ventajas de los equipos autodirigidos
Contar con equipos autodirigidos presenta grandes ventajas así como otros tipos de equipos de trabajo, comenzando con que los trabajadores ganan autonomía. Se responsabilizan de su día a día, lo que debería suponer una mayor motivación que se traduzca en un mejor rendimiento. Otra razón para apostar por ellos es que se suprimen los perfiles de supervisión, reduciéndose los costes de plantilla. Los equipos tienen más flexibilidad y el resultado es mejor, lo que a menudo se traduce en la retención y atracción de nuevos talentos.
Ejemplo de equipo autodirigido
Todos conocemos Spotify. En 2012 disolvió su equipo operativo porque las operaciones en la empresa eran cosas de todos, y su equipo de ingenieros se dividió en equipos autoridigidos de ocho miembros. Cada equipo tenía una misión común y la autonomía de elegir en qué trabajar. Así nació el Modelo Spotify, con una organización en torno al trabajo. Cada equipo decide la metodología que sigue para completar el proyecto asignado.
Cómo se forma un equipo de trabajo autodirigido
El primer requisito para crear un equipo de trabajo autodirigido es definir los procesos y objetivos que queremos alcanzar. A partir de ahí, se produce la evaluación de la capacidad de los miembros que se incorporarán a este equipo. Comunicación, gestión de conflictos, compromiso, trabajo en equipo… El siguiente paso será generar confianza en esos miembros del equipo, a la vez que se impulsa la cultura autónoma en la empresa.
Los objetivos deben enfocarse hacia una única meta. La dirección de la empresa debe informar a los equipos autodirigidos de cuál es esta meta para que puedan ejecutar correctamente el trabajo. A pesar de ser autónomos, podemos proponer metodologías de trabajo para facilitar el día a día de estos equipos. Metodologías como Agile o Scrum suelen funcionar. Por último, tenemos que monitorizar el desempeño de los equipos autodirigidos para analizar sus resultados y eficiencia. Es necesario que pasen unos meses para que se consoliden y mejoren.