En un contexto como el actual, dejar tu puesto de trabajo es una decisión valiente pero siempre hay un momento de nuestra trayectoria profesional en el que sentimos que nos hemos estancado y que necesitamos un cambio de aires. Si es tu caso, no solo debes saber cómo despedirte de tu empleo, también hay que intentar quedar lo mejor posible con la empresa, de modo que, como suele decirse, siempre tengamos abiertas sus puertas en caso querer recuperar tu antiguo en el futuro o evitar que tu reputación se vea afectada.
Buenos argumentos y antelación
Lo primero de todo será buscar los argumentos que justifiquen tu marcha. Por ejemplo si has apostado un tiempo por el emprendimiento híbrido pero quieres dedicarte al 100 al tu propio negocio, esto puede ser un motivo para marcharte del trabajo. Dejar un trabajo para emprender un negocio no es sencillo, pero a veces llegado el momento hay que arriesgar.
En la mayoría de casos, se habla de razones personales aunque este cajón de sastre incluye desde sentirse infravalorado a la mala relación con nuestros superiores. Si no tienes una alternativa, puede ser una decisión difícil de entender para los responsables de la empresa, pero también es posible que te ofrezcan un cambio de rol en la empresa. También hay una pequeña posibilidad de que te faciliten contactos para el futuro.

Además de tener buenos argumentos, para quedar bien con la empresa debes anunciar que dejas el trabajo con bastante antelación. No podemos despedirnos de un día para otro, hay que anticiparse para darle tiempo a la empresa a buscar a tu sustituto y evitar que parezca que los dejas tirados. Es más, si tienes un proyecto o trabajo entre manos, intenta acabar las tareas que estabas desarrollando al tomar la decisión. Si no es posible, ofrécele a tu sustituto toda la información necesaria y ayuda para que acabe con éxito esos trabajos.
Dirígete a la persona adecuada
Cuando hablamos de despedirnos, lo mejor es ir de cara y hablarlo primero con nuestro jefe y luego con Recursos Humanos. Aunque tengas que escribir la carta de despido o dimisión, siempre es mejor hablarlo primero ya que permite reconducir la situación. Si solamente envías la carta de renuncia, la decisión tomará por sorpresa a tus superiores y significará que estás cerrado a cualquier oferta de diálogo. Si quieres quedar bien, hay que ser sincero y mantener un contacto lo más personal que puedas.
En este sentido, hay que estar preparados para las malas caras de tus superiores. Es fácil que haya discusiones y un distanciamiento repentino, tendremos que aprender a lidiar con la situación en los últimos días de trabajo. El último día, deberías empezar tu despedida con tu jefe, luego con los responsables del departamento y el resto de directivos de la empresa, y por último de los que han sido tus compañeros de trabajo. No olvides dar las gracias a todo el mundo por su ayuda y queda a su disposición para lo que necesiten.
Evita una salida traumática
Pero la clave para quedar bien con nuestra antigua empresa es evitar salidas traumáticas. Uno de los mejores ejemplos son los trabajadores que se despiden criticando a su antigua empresa. Es una forma de cerrarte puertas en caso de querer volver en el futuro, pero esta conducta tóxica te puede pasar factura cuando busques un nuevo empleo en el futuro. Las empresas están en contacto, y tus críticas habrán llegado a oídos de la empresa a la que has enviado el currículum.
Si te vas a convertir en autónomo o vas a montar una empresa, siempre puedes intentar ofrecerte como proveedor de esa empresa. Al fin y al cabo, ningún proveedor conocerá como tú la forma de trabajar y las necesidades de esa empresa. Eso sí, si no tienes las cosas totalmente claras no hagas ninguna oferta de este tipo. Por último, si la salida se debe a una situación de discriminación de cualquier índole debes contar con pruebas suficientes para presentar tu dimisión ante Recursos Humanos. Hay que ser discretos, aunque lógicamente denunciaremos la situación de discriminación.