Contar con equipos de trabajo autónomos puede suponer un plus para la empresa. Se trata de unos equipos que trabajan con total libertad, pero con una misión clara: alcanzar los objetivos fijados por la empresa. Eso sí, lo hacen con independencia a la hora de tomar las decisiones a seguir en el proceso, sin una supervisión directa y constante por parte de la organización. Como siempre que se forman equipos de trabajo, la clave del éxito está en contar con los empleados adecuados para estas funciones.
Características de los grupos de trabajo autónomos
Existen muchos tipos de equipos de trabajos en las empresa, la principal característica de los equipos de trabajo autónomos es que no hay un líder definido y no reportan constantemente a la dirección su progreso a diferencia de las características de otros equipos de trabajo. Disfrutan de un grado de autonomía que otros grupos de trabajo no tienen.
También es importante resaltar la comunicación interna, esencial si queremos que triunfe. Otras dos características que identifican estos grupos de trabajo son que sus miembros están en un proceso de aprendizaje constante y la confianza total en ellos, entre ellos y en sus decisiones. Todo esto supone un plus de motivación para los trabajadores.
Cómo crear equipos autónomos
¿Te atreves a desarrollar equipos autónomos en tu empresa? A continuación te presentamos las claves para la creación de equipos autónomos que te permitirán sacar el máximo partido a esta forma de trabajar.
Definición de procesos y objetivos
Si quieres que los equipos autónomos sean realmente eficientes, el primer paso para gestionar equipos será definir los procesos y objetivos que quieres alcanzar con esta práctica. Si no completamos este primer paso, luego será muy complicado poder desarrollar estos equipos.
Evaluación de capacidades
A la hora de seleccionar a los integrantes de los equipos autónomos tendremos que hilar muy fino para no equivocarnos. Algo que siempre funciona es analizar las capacidades de cada empleado en función de las necesidades de estos equipos. Tendremos en cuenta tanto las habilidades relacionadas con el puesto como la capacidad comunicativa, de resolución de conflictos, creatividad, trabajo en equipo o compromiso del trabajador. y así asignar roles en el equipo de trabajo.
Promoción de la cultura organizacional autónoma
Si la empresa cuenta con una cultura organizacional autónoma, es más fácil que los equipos de trabajo autodirigidos puedan triunfar. Por eso, incluso antes de empezar a desarrollar estos equipos, la empresa debe apoyar la toma de decisiones independiente de los trabajadores.
Siempre a favor de los trabajadores, claro está. El desarrollo de esta cultura de trabajo también permite a los empleados desarrollar la autoconfianza. Una autoconfianza que, tras conformar un equipo de trabajo autónomo, se convertirá en confianza en los compañeros.
Orientar los objetivos a una sola meta
Por mucho que hablemos de equipos autónomos, es necesario contar con un punto de partida para mejorar el trabajo en equipo. Y este es el objetivo marcado por la empresa. Es fundamental contar con una meta clara, el equipo debe saber por qué existe. Si tenemos una meta, nos resultará más fácil coordinar los esfuerzos en lograr ese objetivo por el que luchamos. La autogestión no está reñida con los objetivos.
Metodología de trabajo
Aunque pueda sonar contrario a los principios de los equipos de trabajo autónomo, la empresa puede proponer una metodología de trabajo a los equipos autónomos. Por ejemplo, si nuestra forma de trabajar se basa en una metodología Scrum, o si apostamos por Agile como forma de trabajar, es lógico que los equipos de trabajo autónomos sigan esa estela. Esto nos ayudará a completar el siguiente paso, la fiscalización.
Seguimiento de equipos de trabajo autónomos
Ya hemos creado el equipo de trabajo, ahora toca analizar los resultados obtenidos con esta forma de trabajar. Un error muy habitual es tomar decisiones a corto plazo, cuando todavía no se ha consolidado. Lo ideal sería dar unos meses para que madure el equipo, sus miembros se conozcan mejor y cojan la velocidad de crucero. Ahí es cuando analizaremos si hemos obtenido los resultados esperados e introduciremos posibles mejoras.